11 de junio de 2023

Tassa and Greenwood () Lydia Goldblatt
Jonny Greenwood y Dudu Tassa explican por qué no intentaron ser demasiado puristas – o políticos – en su nuevo álbum de versiones, Jarak Qaribak.

Los creadores de un excelente álbum de reversiones de canciónes árabes están reunidos en un parque industrial en las afueras de Reading, una ciudad no muy alejada de Londres. En esta oficina de la que no daremos muchos detalles se maneja el merchandising de Radiohead. Entre los objetos desparramados en el espacio, veo algunas botellas costosas de aceite de oliva de la granja italiana de Jonny Greenwood, a la venta en el sitio web de Radiohead.
Greenwood es conocido por ser el guitarrista principal de la banda de Oxford, aunque esa escueta descripción no le hace honor a sus múltiples talentos. Aunque está considerado uno de los mejores guitarristas del mundo, su musicalidad no se detiene en las seis cuerdas: el Ondes Martenot, un aparato electrónico antiguo, es una de sus armas favoritas dentro de su arsenal musical. Fuera de Radiohead, compone música nominada al Oscar para películas y también música que se estrena en los Proms.

Su más reciente proyecto es una colaboración con el cantante israelí Dudu Tassa; Jarak Qaribak es una colección de versiones de ocho canciones árabes y una israelí. Entonadas por vocalistas de todo el mundo árabe, las canciones son un tapiz geográfico y lingüistico, con instrumentos tradicionales árabes que se fusionan con las guitarras de Radiohead y sintetizadores modulares antiguos.
Dos mil copias del álbum esperan ser firmadas por ambos en las oficinas. La idea del proyecto nació cuando Jonny fue invitado a uno de los conciertos de Tassa. «La música árabe nos gusta a ambos, y Jonny tenía mucha curiosidad al respecto», dice Tassa sentado en un sofá con Greenwood a su lado. Ambos visten como típicos rockeros de la generación X, con remeras y zapatillas. Tassa tiene 46 años, Greenwood 51.

Un espectador sin mucha información pensaría, al ver las botellas de aceite de oliva y escuchar este proyecto que roza la categoría de world music, que el guitarrista de Radiohead está en proceso de transformación hacia el nuevo Sting; pero Greenwood no considera Jarak Qaribak un acercamiento a la aristocracia del rock. Su vínculo con la música de la región viene de su esposa israelí, la artista Sharona Katan (el aceite de oliva, por cierto, es producto de un exceso en la producción el año pasado). «La familia de mi esposa es originaria de Iraq y Egipto, por lo que conozco esta música hace 30 años en realidad», dice. «Mi actividad favorita cuando visitaba Israel era ir a los mercados y comprar CDs árabes de cantantes como Layla Murad y Umm Kulthum. Cuando veo a Dudu, las partes que más me emocionan son las que incluyen estos elementos».

Tassa, de Tel Aviv, es una figura reconocida en la música israelí. Después de lanzar su primer álbum durante su infancia, su nombre se transformó en una pieza fundamental de la escena rock israelita en Hebreo. Pero en 2011 dio un giro interesante, cuando grabó un álbum con canciones escritas entre 1920 y 1930 por su abuelo su tío abuelo; ambos eran judíos mizrajíes que vivían en Bagdad y lanzaron álbumes en árabe con muy buenas ventas antes de abandonar forzadamente Iraq en 1951 en medio de la violencia antisemita. Su carrera nunca revivió una vez que se asentaron en Israel.
Jarak Qaribak está relacionado a Tassa y la recuperación de la música olvidada de sus antepasados. «Especificamente, este proyecto es como una declaración de amor a la música árabe en general. En Israel, algo así como el 70 por ciento de la población tiene vínculos con el Medio Oriente o Maghreb. Durante mi infancia, cada viernes, todo el mundo veía películas árabes en TV. Hoy en día, la gente siente nostalgia sobre eso; los jóvenes me dicen ‘soy Iraqui, soy de Iraq'».
Ariel Qassus, miembro de la banda The Kuwaitis que acompaña a Tassa normalmente, agrega: «solían sentir verguenza, pero ahora sienten orgullo». Qassus toca el qanun en Jarak Qaribak, un instrumento de cuerda similar a la sítara. Sentado frente a Tassa, me traduce las palabras – mayormente en Hebreo – del cantante. Greenwood habla hebreo suficientemente como para seguir la conversación.

El ábum no tiene un enfoque purista respecto al material. El cantante egipcio Ahmed Doma canta una canción de Algeria, «Djit Nishrab». Mohssine Salahedinne, de Marruecos, versiona una canción egipcia, «Leylet Hub». En su paso por el micrófono, Tassa interpreta una canción marroquí, «Lhla Yzid Ikthar» en árabe, un idioma que no habla. «Curiosamente, alguien me dijo que sonaba iraqui en esta canción marroquí! Pero no siento que sea lo correcto. Creo que la fusión de los cantantes es parte de la belleza».
Las contribuciones de Greenwood son inconfundibles. «Djit Nishrab» tiene líneas de violín tensas, que recuerdan a «Burn the Witch» de Radiohead. En la misma canción, hay una parte de guitarra que arremete y se esconde, algo que podría aparecer en cualquier canción de The Smile, el proyecto paralelo que Greenwood comenzó con Thom Yorke. No es la primera vez que Greenwood ha trabajado con idiomas musicales no occidentales; en 2015 grabó Junun junto al músico israelí Shye Ben Tzur. Sin embargo, adaptarse a las escalas musicales árabes fue un desafío. «Hubo momentos en una canción en los que Dudu me recordaba que había cuartos de tono, y debía ser cuidadoso», recuerda. Pero trató de no sobreanalizar: la noción de apropiación – la idea de no insertarse en otras culturas musicales – fue rápidamente ignorada. «Si me preocupara por eso, no podría tocar guitarra eléctrica o usar escalas de blues o incluso usar violines, porque son italianos. ¿Dónde te detienes? es una locura. No puedo ceñirme a la música tradicional inglesa y el acordión – que quizá tampoco sea inglés. Se trata de tener respeto; pero también eso es complicado, porque abundan los álbumes de música del mundo hechos respetuosamente, con mucho buen gusto pero sin la pasión o la energía. Queríamos evitar eso».

Greenwood y Tassa también querían evitar la política. Sin embargo, este fue un objetivo ambicioso, teniendo en cuenta el estado del mundo en el que Jarak Qaribak aparece cantando sobre una armonía ficticia entre árabes e israelíes. El álbum mismo inlcuye un emblema sutil de esta disonancia: fue mezclado por Nigel Godrich, el productor habitual de Radiohead que, por casualidad, trabajó con Roger Waters. El ex-Pink Floyd es uno de los más vocales activistas pro-Palestina, y apoya el boycott a Israel y criticó a Radiohead cuando tocaron en Tel Aviv en 2017, con Tassa como invitado.
«Es triste cuando apoyas el progresismo y ves a otros que también lo hacen, pero alegremente silencian orquestas, películas y directores, aunque a veces ellos mismos son realizadores, músicos y artistas», dice Greenwood sobre Waters. «No me parece muy progresista».
El nombre Jarak Qaribak proviene a un proverbio árabe que dice que es mejor tener un vecino cercano que un pariente lejano (algo que en inglés, Greenwood reduce a la idea de que ‘buenas cercas son señales de buenos vecinos’). La idea de vecindad escasea en muchos de los países originarios de estas canciones; esto aplica no solo a Israel y su gobierno de derecha, sino también a muchos países árabes plagados de guerras y autocracias.
La cantante palestina Nour Freteikh aparece en el álbum, e interpreta la canción libanesa «Taq ou-Dub». Su presencia, implícitamente, desafía la supresión del gobierno israelí de los derechos a palestinos. Pero la intención de Tassa no fue política.
«Creo que la música puede cambiar las cosas en cierta manera, pero no intenté hacer una declaración política. No somos políticos, hacemos música. Si de alguna forma contribuye a mejorar las relaciones, que así sea, pero la misión principal es hacer música», dice.

Tal como las películas que recuerda ver los viernes, el pop árabe alguna vez fue lo más escuchado en Israel. La canción israelí en Jarak Qaribak es un ejemplo de eso. «Ahibak», interpretada por Safae Essafi de Dubai, fue compuesta por un músico iraqui en los 60 y grabada por una orquesta israelí. «Muestra que tan profundamente la música árabe estaba presente en la cultura israelí», dice Tassa en perfecto inglés. El uso del pasado seguramente es un error, pero es revelador. La declaración de amor de Tassa y Greenwood a la música árabe también puede verse como una declaración de amor al Israel cosmopolita que alguna vez existió, o que quizá haya existido y puede intentar volver a serlo.

Tassa and Greenwood (c) Lydia Goldblatt

Publicado por Financial Times, el 1ro de Junio de 2023.
Texto original por Ludovic Hunter-Tilney. Traducción por Leonardo Ebel

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