9 de abril de 2020

(c) Alex Lake

Ed O’Brien pensó que los años turbulentos de Radiohead se habían acabado. En 2001, el guitarrista y «mamá de la banda» había sosegado egos, bajado a la tierra giras estresantes mientras sus compañeros de banda nadaban en música electrónica. Ahora, el quinteto no tenía nada que probar y él se había sumergido. «Tomé St. John’s Wort, un antidepresivo a base de hierbas», recuerda. «Me asustó mucho, me adormeció».
O’Brien – que ahora tiene 51 años – estaba completamente adormecido en ese momento, a excepción de un dolor crónico de espalda – algo irónico viniendo de una familia de osteópatas. Para recuperarse, su novia y él viajaron a Brasil y se encontraron con un par de amigos. Ellos les dijeron que un encuentro con un curandero puede haberles salvado la vida. O’Brien les pidió su dirección. «Visitar a este curandero iba en contra de todo lo que me enseñaron cuando era chico», revela O’Brien desde el autoaislamiento en Gales. «Les dije a mis amigos y familiares y todos me decían que estaba loco. En Gran Bretaña – especialmente en Oxford – eso se deja para los loquitos».

La curación se parecía a una terapia intensa, basada en sabiduría similar a «la espiritualidad celta, esas conexiones antiguas». Cuando terminó «quería compartir esta experiencia profunda con el mundo, y por supuesto solo recibía burlas». Sin embargo, al irse de Brasil se sintió como una criatura. Recuerda que pensaba que la magia realmente existía.

En diciembre pasado, O’Brien – bajo el nombre EOB – lanzó como primer corte el tema «Brasil», una odisea folktrónica inspirada por la música y magia del país. El corte precede el lanzamiento de Earth, un nuevo álbum hecho con una banda que incluye a Dave Okumu de The Invisible, Nathan East y Omar Hakim (una sección rítmica jazzera de alto vuelo) y productores que incluyen al colaborador de U2 y PJ Harvey, Flood. En un dueto sobre una balada celta aparece también Laura Marling, y un par de canciones rave-rock que se asemejan a Screamadelica de Primal Scream. Como si se tratara de una declaración de independencia de Radiohead, O’Brien abrió su primer show solista con un cover de «Love Story» de Layo & Bushwacka.

Sus aspiraciones a la composición datan de 1996, cuando Radiohead trabajaba en OK Computer. Planeaba mostrarle a la banda algo de su material, pero la duda y el respeto hacia Yorke y Greenwood no se lo permitieron. Al hacer Earth, «siempre me preguntaba ‘¿Qué pensaran ellos?’, pero eso solamente era un obstáculo para poder tomar el rol que debía tomar». ¿Escuchó Yorke el álbum? «No. Philip me pidió escucharlo, y se lo mandé. No quisiera hacer lo que hizo U2» (poner el álbum de sorpresa en el celular de todo el mundo). Sonríe moderadamente. «Si lo quieren escuchar, es genial. Si no, no importa».

Los miembros de Radiohead se conocieron en Oxford, en la escuela. Los padres de O’Brien se divorciaron cuando tenía 10 años, y en ese momento la gente todavía no contemplaba «el trauma para los chicos … creo que fue entonces cuando la música se convirtió en mi refugio». Cuando no estaba escuchando su walkman Sanyo, jugaba cricket en la escuela o desarrollaba su interés en el teatro. En una producción escolar de A Midsummer Night’s Dream interpretó al carismático Lysander; durante un ensayo, el inadaptado que hacía la música le gritó al profesor, y O’Brien encontró en Yorke un amigo que no pertenecía ahí. Recuerda que cuando decidieron formar la banda, su vida comenzó a tener un objetivo.
Mientras los miembros de Radiohead pasaban de ser simplemente excéntricos a rechazar la fama, O’Brien se mantuvo con los pies en la tierra; le dio el asiento que tenía Madonna a su mamá en un show en 1997 para que vea mejor. Su aspecto de actor de reparto guapo cautivó a la prensa, quienes quizá inflaron un poco más las anécdotas de sus transgresiones. A modo de aclaración, niega totalmente haber dado vuelta una mesa en un restaurante en Los Angeles («casi, en realidad») y – en medio de una risa sorprendida – niega haberse encontrado con alguna estrella de Rock mientras recorría los clubes de striptease en Estados Unidos.
Otra anécdota, contada por Yorke, dice que O’Brien se alcoholizó tanto una vez que hizo que una de las personas que vivía con él tenga que irse – aunque quizá esta historia haya tenido el objetivo de simplemente desalentar a un reportero que estaba escuchando a escondidas. Al pensar en esto, O’Brien tartamudea y le digo que no era mi intención hacer parecer esa situación como algo trivial. «No», dice finalmente; «eso fue … gracias por mencionarlo, porque eso pasó cuando estaba deprimido». Este episodio sucedió después de la tensa gira de OK Computer. «Uno de mis roles era darle apoyo a Thom siempre, porque si él no podía seguir, nadie más podía. Por eso, solía poner mis problemas a un lado. Y cuando volvía a casa, hacía lo que hacen muchos: emborracharme».
O’Brien dejó el alcohol en 2000, y comenzó a «seleccionar» las malas influencias. «No teníamos mucha vida social, Radiohead quiero decir; por eso es que no teníamos muchos amigos en los que apoyarnos», dice con otra sonrisa vaga. Más problemas comenzaron a aparecer: mientras Yorke y Greenwood trabajaban en un plano electrónico en Kid A, O’Brien experimentó una parálisis creativa que «lo aterró. Cuando ves que Tho mviene con ‘Everything In Its Right Place’ en su Prophet, piensas que no puedes aportar nada a eso. Usaba el humor para parecer calmo, pero por dentro pensaba que me iban a descubrir».
La experiencia sanadora de Brasil lo puso nuevamente en curso. Comenzó a practicar yoga y a asistir a protestas por primera vez desde la universidad. Cuando Extinction Rebellion se formó en 2018, se conviritó en un padrino informal (Radiohead reunió casi 500.000 libras para la organización en 2019 con MiniDiscs [Hacked]). Destaca de Extinction Rebellion su liderazgo descentralizado y su atractivo «pangeneracional» y lo considera como «muy iluminado. Han habido algunos problemas aislados, pero como dice Naomi Klein, ‘el activismo es desordenado’. Con 51 años, mi idealismo es más parecido al que tenía cuando era adolescente».

Mientras combate los síntomas del coronavirus, se pregunta si el brote tendrá algún legado ambiental. «Si miras a la historia, las calamidades siempre nos han hecho ver lo que es importante», dice. «Ya no importa quién ganará la Liga Premier, y te lo dice un seguidor del fútbol. Siempre pienso en la Segunda Guerra Mundial, y en como el país se movilizó por una causa, que era derrotar al nazismo. Siempre pensé que la emergencia climática causaría lo mismo. Pero desafortunadamente, creo que la humanidad solo aprende de los desastres».

Regresó a Brasil en 2012 con su familia, esta vez para quedarse un año. Le dijo a sus compañeros de banda que «si tenían alguna inspiración, podían trabajar sin él», quizá presintiendo que en su tranquila granja brasileña comenzaría a trabajar en un álbum solista.
Sin embargo, las dudas lo siguieron hasta allí. Una noche, después de la gira de Radiohead, O’Brien volvió sobre su álbum a medio terminar y entró en pánico. «Idiota, has malgastado el tiempo de toda esta gente», pensó. Una exageración, pero sirvió para motivarlo. «‘¿Cuál es tu verdad?’ se convirtió en mi mantra. ‘¿Qué sientes en realidad?’ Cuando me di cuenta de eso, todo lo demás dejó de importar. ‘¡No me importa que no te guste esto, Flood!’

Le recuerdo que en 2001 se rió cuando un fan le preguntó en una entrevista por teléfono si alguna vez cantaría una canción en Radiohead («espero por dios que no», contestó), y de otra oportunidad en la que bromeó diciendo que un álbum solista de O’Brien tendría música «etérea para fumadores». «La persona que dijo eso estaba llena de miedo», dice hoy. «La banda tiene una forma de mostrar amor bastante recia. Pero a veces necesitas un abrazo». O’Brien le debe gran parte de su vida a la banda, pero crear algo con reglas propias y a su propia imagen ha despertado algo incontenible. «No termina cuando sales del estudio. El efecto dominó es como un incendio forestal. Terminas de grabar y eso te acompaña toda la vida».

Texto original por Jazz Monroe.
Publicado en The Guardian el 09 de abril de 2020

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