Después de 10 años de «no poder conectarme con nada», Thom Yorke guió a su banda dentro de un nuevo y y radical territorio. Sin embargo, con la llegada de Kid A, James Oldham descubre cuán importante fue la reinvención para la supervivencia de la banda. Están todos los miembros contentos con el cambio de dirección? «Para ser honesto, no sé nada sobre Aphex Twin», revela Colin Greenwood.
Luego de ser reconocido uniformemente como el álbum más importantes para su generación, OK Computer apareció el 16 de Junio de 1997 y la desilución llegó seis días después para Thom Yorke. El 21 de Junio, Radiohead realizó su concierto más grande hasta la fecha en Dublin, ante 40.000 personas en el estadio RDS e hizo que Yorke se lanzara a un abismo de odio personal y dudas.
Hay una canción en el nuevo álbum llamada «How To Disappear Completely» que documenta estas emociones. Sus líneas principales («no estoy aquí, esto no está pasando») capturan el estado mental en tal momento y también son una pista de lo que sucedió durante el resto de las actividades promocionales. Aunque Yorke diga que todos los halagos no «significaron una mierda», claramente hubo un precio a pagar.
«Sentía como si estuviera cayendo por pasadizos hacia el olvido todo el tiempo, como viajes de ácido», comenta Yorke. «Podía estar hablando con alguien y sentir al mismo tiempo que estaba cayendo al centro de la tierra. Me sentí así por meses y era muy extraño. Todo eso fue a fines de OK Computer … al final del período de promoción».
Eras infeliz?
«Suena como una pregunta de MTV», se ríe. «Era un desastre cuando [la era] OK Computer terminó. Estaba muy muy mal».
Sabes el por qué?
«Las cosas simplemente se dieron de cierta forma por mucho mucho tiempo y no podían detenerme o pensar dónde estaba. Eso pasó por 10 años más o menos … no poder conectarme con nada. Estaba saliéndome de mi, completamente descentrado».
Para fines de 1998, Yorke estaba al borde del colapso. Sufría de bloqueo de escritor y le daba pánico agarrar una guitarra. La banda, conciente de que algo debía cambiar, decidió que a partir de ese momento la forma en que escribían, grababan y promocionaban su música debía cambiar. Tenían que comenzar desde cero nuevamente.
La semana próxima [a la publicación original del artículo] podrás escuchar lo que eso implicó. Tres años después de OK Computer, Kid A suena como una banda luchando para superar un álbum con una inmensa importancia crítica y cultural que no tiene parangón en la historia reciente. Grabado en cuatro estudios durante doce meses llenos de comienzos en falso y mucha fricción interna, lo evidente sobre este álbum es que representa un completo quiebre con el pasado.
Intercambia los sonidos de guitarra ambiciosos y muy tratados de su predecesor por un armazón electrónico esquelético de nubes ambientales y voces fracturadas y en segundo plano. Sostenidas por patrones de percusión gastados y estática llorona, las canciones crecen con una mínima participación humana (en contraste con sus versiones en vivo). Si OK Computer articuló vívidamente las ansiedades de Yorke, Kid A las envuelve en almohadas sonoras. Casi como si Yorke hubiera intentado borrarse de la banda completamente.
Algunas canciones se destacan – y no sorprende que sean las más energéticas y convencionales en tono. En «The National Anthem», el bajo distorsionado y la actuación de jazz libre remiten a los excesos de XTRMNTR de Primal Scream, mientras que el tono acústico de «Optimistic» nos llevan a la época Isn’t Anything de My Bloody Valentine; pero estas son excepciones dentro de una bruma electrónica. Quizá sea el álbum que Radiohead tenía que hacer, pero no será necesariamente un álbum que quieras escuchar. Aunque el resto de la banda lo niegue, Kid A tiene el sonido de Thom Yorke procesando su propia neurosis. Para bien o mal, éste es su álbum.
Para cuando Radiohead entró al estudio Guillaume Tell en París, a comienzos de Enero de 1999, Yorke ya había comenzado a temer que OK Computer no era a fin de cuentas aquel nuevo amanecer que los críticos habían decretado. Peor aún, los ensayos para el nuevo álbum venían muy mal.
«Después de un tiempo escuchas un sonido», explica Yorke ahora. «Y no importa lo que hagas, no lograrás responder a eso aún cuando pienses que es lo que deberías hacer o lo que siempre has hecho. Cuando llegas a ese punto, sientes como si te sacaran el piso en el que te apoyas y comienzas a caer por el espacio. Una puta pesadilla».
Era vital un cambio de enfoque, y era Yorke – todavía sufriendo de bloqueo de escritor – el que lo instigó. Luego de sumergirse en el avant garde de la electrónica a través de artistas del sello Warp como Autechre o Aphex Twin, comenzó a traer al estudio demos que eran apenas loops de percusión o sonidos y la banda debía construir algo sobre eso. Insiste en que no era un volantazo arbitrario hacia un sonido más electrónico: «recuerdo que era muy duro conmigo mismo por haber basado mi música en la guitarra», comenta apesadumbrado. «No fue así en absoluto, pero la gente creerá que, debido a mi neurosis por lo que habíamos hecho en el pasado, un día se me ocurrió que debíamos ser electrónicos; ese no era el punto de lo que hacíamos. Estoy seguro de que algunas personas podrán verlo así…»
El resto de la banda, honestamente, no estaba muy segura del nuevo enfoque. «Cuando la gente dice que estás haciendo algo radical en el rock o en el dance, no estoy seguro de que tan especial sea», confiesa Jonny Greenwood. «Lo que hacemos es muy a la antigua. Es como tratar de ser innovador bailando tap. Como una motivación, es irrelevante. No nos proponemos ‘romper barreras’; solamente copiamos de nuestros discos favoritos».
Las tensiones se hacen evidentes si sumamos eso al comentario de Ed O’Brien de que el solo quería hacer un álbum de canciones de guitarra de 3 minutos y al del bajista Colin Greenwood, que confesó que ‘no sabe mucho sobre Aphex Twin». Pero a pesar del hecho de que Yorke estaba manejando el proceso en una escala mayor a la habitual (él siempre fue el único compositor), todo el mundo hace un gran esfuerzo para aclarar que Kid A no es solamente un álbum solista engrandecido. «Es un regreso a donde estábamos cuando estábamos en la secundaria», asegura Colin. «Cuando no podíamos tocar bien nuestros instrumentos y hacíamos lo que podíamos. Está bien. Thom grabó unos bajos impresionantes en este álbum; todos colaboramos, nadie se relajó pero hubo mucho trabajo al hacer este álbum. Ahora que lo terminamos, me siento personalmente emocionado y agradecido por la experiencia. La única razón por la que atravesas toda esa mierda es porque buscas cosas que te inspiren».
Esto es algo que tiene eco en Jonny cuando desmiente que sea un álbum solista de Yorke. «Quizá puedes decir eso de solo una o dos canciones en las sesiones, pero no más».
Aunque se toman el tiempo de explicar que no fue así, los problemas se suscitaron. Las sesiones en París fueron un fracaso, y en Marzo de 1999 se mudaron a los estudios Medley de Copenhagen. Allí comenzaron a trabajar en fragmentos de canciones, y mientras los demás miembros trataban de entender el nuevo método – Yorke dice que las canciones no fueron compuestas sino editadas – el productor Nigel Godrich comenzó a ventilar sus dudas.
«Creo que él pensaba que había enloquecido», dice Yorke. «No podía entender por qué carajos querríamos hacer otra cosa si teníamos tan afianzado algo».
¿Qué le dijiste?
Al mismo tiempo, confiaba en que yo tenía una idea de lo que quería, aunque en ese momento no podía entender qué era. Pero básicamente (para mí), todo se reducía a sentirte frustrado, a no sentir satisfacción con nada de lo que normalmente hacíamos. No era que yo estaba intentando probar nada sino simplemente pensar ‘bueno, esto no funciona para mí, tenemos que intentar algo nuevo'».
Poco a poco, la banda se acostumbró al nuevo ritmo. Sin embargo, para abril ya se habían vuelto a mudar, esta vez a Batsford Park en Gloucestershire – y para este momento ya tenían 60 canciones incompletas.
«La verdad es que lo difícil del proceso fue arrancar», comenta Jonny, «pero una vez que arrancamos todo comenzó a ir bien y las canciones grabadas eran cada vez mejores; se nos hizo difícil detenernos y por eso es que tenemos tanto material grabado por una parte y por qué tomó tanto tiempo».
En paralelo a la construcción musical del álbum, Yorke comenzó a trabajar en las letras. En el sitio de Radiohead se pudo leer en alguna ocasión que Yorke ya «se había cansado de explotar su (ahora muy rentable) malestar existencial», dando a pensar que Kid A sería un álbum más político. En su versión final, las letras (y todo el álbum) están más apegados al período inmediatamente posterior a OK Computer, y el miedo es uno de las temáticas centrales.
«En realidad es miedo a morir», dice sonriente. «Es lo que pasa cuando tienes 30. Muchos hombres se dan cuenta al llegar a esa edad de que no son inmortales. Hay claramente miedo a morir en Kid A. Tengo una casa en la costa del mar; el paisaje es muy agreste de manera natural y yo solía ir a caminar todo el día y sentirme insignificante. Es algo muy trillado, y cuando lo mencionas en una conversación suena como una idiotez».
Y hasta aquí llega el abandono del malestar existencial. Yorke quizá apoye activamente campañas como Drop the Debt y movimientos como Amnesty International o Free Tibet, pero todo esto es algo que no ha logrado – o no ha querido – incorporar en sus canciones. Para cuando habían terminado Kid A en Abril de 2000, la única canción política que había escrito para el disco («You and Whose Army?») estaba destinada a no formar parte del mismo, algo que aumentó la insularidad del proyecto.
La misma se rompió cuando finalmente la banda volvió al dominio público en Junio pasado [al año de la publicación] con una serie de shows en las costas del Mediterráneo. Relajado y llenos de material nuevo, estos shows fueron recibidos positivamente, sugiriendo que la reentrada de la banda al mundo real no estaba destinada a ser complicada. Sin embargo, los críticos, entre ellos yo [el autor del artículo original], quizá lo hayan percibido de otra forma si no notaron cuántas canciones estrenadas (entre ellas «Knives Out» y «Nothing to Fear») no iban a ser incluidas en el álbum.
La siguiente oportunidad en que NME habla con Radiohead es a mediados de Agosto, luego de realizar su primer show de la gira británica en Newport. La atmósfera en el escenario cambió marcadamente y la charla amistosa del verano fue reemplazada por algo más nervioso. La audiencia también parecía muda y confundida por el nuevo material. Mientras tanto, en la prensa comenzaron a circular artículos diciendo que Kid A iba a ser llamado ENC (o «Emperor’s New Clothes» [la nueva vestimenta del emperador]), pero el sello discográfico se negó. La banda, sin embargo, parecía no prestar atención a las nubes negras que se avecinaban.
«Estarías inquieto si tocaras frente a tu auditorio local», insiste Colin serenamente. «Hubo unas nueve o diez mil personas esta noche .. no podemos tocar solo en lugares lindos en el sur de Francia; sería una verdadera mierda. Fue nuestro primer show, y estamos tratando de hacer las cosas de una forma diferente con las luces y el audio».
¿No te inquietó el recibimiento que pudiera tener Kid A entonces?
«En realidad no. Hemos convivido con la música por un año más o menos ya y todavía me gusta. Si estás en una banda y te conviertes en alguien profesional y hábil, creo que tienes que salirte de la zona de confort. Thom comentaba cuando bajamos del escenario que lo disfrutó mucho porque hubo momentos de frenesí, duda, éxito y fracaso, todo a lo largo de una hora y media. No queremos que se instale el aburrimiento».
Jonny también es optimista. «La experiencia que tengo con amigos después de que escuchan el álbum una vez es que hay dos canciones que realmente les gustan, pero las demás comienzan a gustar a medida que pasa el tiempo. Con suerte, la relación del público con el álbum cambiará. Canciones diferentes van a tener sentido después de un tiempo».
¿Qué va a pasar con las canciones que no entraron en Kid A? Parece que deliberadamente dejaron afuera a las más pegadizas.
Colin se reacomoda en su silla. «Cuando hicimos OK Computer, el primer corte fue «Paranoid Android», que dura 6 minutos y medio», explica. «Lo que espero haber logrado con Kid A es lo mismo que con «Paranoid Android»; sacamos un álbum que te lleva un poco más allá y esperamos que la gente tenga la paciencia para lidiar con eso, así cuando el año próximo lancemos esas canciones que estuvimos tocando en vivo la gente estará preparada. Si quieren escuchar canciones como «Knives Out», vengan a vernos en vivo y las lanzaremos en Marzo del año próximo».
A la luz del hecho de que la gente entiende las dificultades que marcaron la creación de este material y de que representa un cambio enorme en su estilo, ¿no les parece que deberían haber hablado más con los medios para explicar esto?
«¿te sientes abandonado o plantado en el altar?», se ríe Colin. «No hay mucho que decir. ¿No es mejor esto que estar sentado en un hotel en el norte de Londres? (en este momento estamos sentados en una cocina gélida al sur de Gales) Estamos intentando ser más abiertos y menos polémicos».
«Creo que con The Bends y OK Computer nos dimos cuenta de que mucha energía se iba en cosas como entrevistas y nos alejaba de lo que realmente importa en una banda que es la música y el lado visual», concluye el baterista Philip Selway, mientras el manager los llama. «No estamos ignorando a nadie, solo tratamos de encontrar un balance en este momento y quizá todavía no lo hayamos encontrado».
Ese balance que menciona Selway no se aplica solo a la prensa. El hecho es que continuar al nivel de OK Computer iba a ser algo casi imposible y Radiohead optó por tomar la ruta que, primero y principal, garantizó su supervivencia. Kid A suena como lo que es: un álbum que fue editado lentamente y con mucho esfuerzo. Es una empresa valerosa, pero con sus fallas. Intenta imitar los sonidos arrítmicos de Autechre o Aphex Twin, pero termina envuelto en el compromiso.
Aphex Twin trabaja fuera de la industria musical; saca álbumes cuando y como quiere, bajo el nombre que quiera. Si Radiohead hubiera lo deseado, podrían haber seguido ese camino. Hoy por hoy, están arraigados en la estética de la banda de rock, que los lleva a presentarse en vivo y cambiar de personalidad. Desde esta posición, cualquier intento de radicalismo electrónico termina diluido y arbitrario. Peor aún, se podría decir que no entendieron qué los hizo especiales en su momento. OK Computer no fue fantástico por su radicalismo sonoro sino por la calidad de la composición. En Kid A abdicaron esa responsabilidad, como si Thom tuviera miedo de no poder llegar al mismo estándar (lo que explica la exclusión de las ‘canciones’ propiamente dichas).
Componer música experimental es la salida fácil. Para Radiohead, y en particular para Yorke, parece haber sido la única. El tiempo dirá, pero por ahora Kid A suena como un error largo y sobre analizado.
por James Oldham. Publicado originalmente en Uncut Magazine.