2 de septiembre de 2023

PH: Julian Broad

Los frutos de la más reciente colaboración artística entre Yorke y Donwood cuelgan de las paredes de la galería ubicada en el sótano de Cromwell Place, en South Kensington. Son las pinturas hechas para el álbum debut de The Smile; muestran vistas aéreas topográficas de paisajes imaginarios y estarán en exhibición como parte de la muestra The Crow Flies. Repletos de sistemas fluviales en azul opalescente y colinas psicodélicas, los lienzos tienen más brillo y alegría que las pinturas que usualmente pinta el duo. Una de las inspiraciones fue una exhibición cartográficas en la Biblioteca Bodleian en Oxford, ciudad natal de Yorke.

«Cuando era niño y comencé a sensibilizarme al arte, mi papá tenía muchos libros de física nuclear y siempre me gustaron esos diagramas», dice el cantante. «Me metí en muchos problemas en la escuela de arte por hacer diagramas en lugar de escenas naturales. Tengo una afinidad con los mapas. Son hermosos accidentalmente».

La muestra está organizada por la galería de arte contemporáneo Tin Man Art y fue precedida por una subasta de arte del duo en 2021 en Christie’s, marcando un nuevo paso en la emergencia tentativa del duo como entidades del mundo del arte. «No soy un artista comercial. Creo que Dan si», dice Yorke. «Mi foco está en otro lado. Nos reunimos a trabajar en el contexto de hacer arte para los álbumes y toda la parafernalia que lo rodea. Siempre me oculté detrás de ese contexto. Ponerlo en el contexto del material musical fue un artilugio tentador; de esa manera puedo decirme a mi mismo ‘no tengo que pensar esto como una pieza válida de arte'». «Hacemos envoltorios para álbumes», dice Donwood con un poco de pena, sin ánimos de continuar mucho con la charla sobre qué es arte. Ha hecho shows en solitario, publicó libros y trabajó con autores como Robert Macfarlane. También hace el arte oficial del festival Glastonbury.
Las pinturas para A Light for Attracting Attention de The Smile se hicieron en un espacio en el jardín de la casa de Yorke en Oxford, donde vive junto a su esposa, la actriz italiana Dajana Roncione. Donwood tomaba el tren desde Brighton y terminaba el trayecto en bicicleta; los artistas tomaron el control del pincel en turnos.

«Tiendo hacia un perfeccionismo neurótico y lo odio», dice Donwood. «Lucho contra eso todo el tiempo, y es muy difícil cuando trabajo solo. Por su parte, y en contraposición con la imagen de artista torturado que se le otorga, Yorke no tiene esos problemas. «Es explosivamente expresivo», dice Donwood. «Dan dirige y yo obedezco», dice el cantante. «Soy básicamente el que crea conflictos».

Ambos tienen 54 años, y nacieron a solo 3 semanas de diferencia en 1968. Sobre el comienzo de su amistad en Exeter, Yorke se reconoce malhablado, mientras que Donwood elige las palabras «culto», «rodeado de libros» y «diplomático» para describir su personalidad pasada. Yorke admiraba el estilo sartorial de la ropa del otro: Donwood tenía un guardarropa no muy común para un estudiante, lleno de trajes y sombreros.

Originario de Essex, Donwood siempre quiso dedicarse al arte. Yorke se acercó al arte por la tangente. «Quería hacer música, pero no sabía leerla. La escuela de arte parecía una buena segunda opción», dice Yorke. La elección de literatura como complemento de su título de grado fue producto de una negociación. «[tomé] Literatura Inglesa para dejar contentos a mis padres, supongo. Me resultó muy difícil. Para cuando terminé con eso, no quise tocar un libro por varios años. Ese nivel de análisis me parecía …» y termina la frase haciendo un sonido de algo que se desinfla y se hunde en el sofá.

Escribe letras haciendo asociaciones libres. «No puedo contar historias en mis letras; me resulta imposible… normalmente sueño sobre algo o una imagen se instala en mi cabeza mientras trabajamos en las canciones, y eso termina en las letras». Le gusta usar frases cotidianas, algo que la artista Barbara Kruger inspiró. «Quizá el ejemplo más obvio es ‘Karma Police’«, que cierra con la frase «uff, por un segundo me perdí» … «probablemente lo escuché en la televisión», comenta.
Recitadas con su voz temblorosa, esta frase poco interesante se carga de poder. «Es una ironía que por mucho tiempo, mucha gente escribió sobre mi manera de componer como algo con mucho significado», dice. «No es para nada así. Es un collage. Es básicamente caminar por la calle y sentir algo y pensar ‘¿cómo se sentiría si lo pongo grande frente a tu cara?'».

El primer trabajo para Radiohead en el que Donwood participó fue la cubierta de My Iron Lung, de 1994. La era del los vinilos estaba en decadencia, y los CDs estaban tomando su lugar. Donwood reconoce que «la disquería fue mi lugar para descubrir arte. No iba a galerías». Su cubierta favorita es una elección oscura – 20 Jazz Funk Greats de Throbbing Gristle. La de Yorke es la réplica de un disco de computadora para «Blue Monday» de New Order.

La sociedad entre ambos se formó en una época muy fértil para cruces entre el mundo del arte y la música. A mediados de los 90s, surgieron interrelacionados el britpop y el arte británico, un renacimiento del swinging London de los 60s, en el que artistas como Damien Hirst frecuentaba bandas como Blur en clubes privados de Soho. Tanto Yorke como Donwood se muestran asombrados por la coincidencia. «Nosotros tratábamos de escapar de todo eso muy rápido», dice Yorke. Radiohead se separó del britpop y su actitud adolescente. «Había mucho de eso … mucha cocaína y mucho sarcasmo. Mucho de ‘soy más inteligente que tu’. Para una persona como yo, propensa a la paranoia y ansioso, todo eso era demasiado para mí; por eso me alejé».

Otro cruce entre arte y música recibe una reacción diferente: KLF, el duo pop que se transformó en anarquistas del arte y famosamente quemaron un millón de libras en una ceremonia filmada en 1994. Donwood emite sonidos de aprobación, mientras Yorke hace reverencias. «Definitivamente haríamos algo así», dice.

Esto solo trae a colación la pregunta sobre su actitud respecto al mercado de arte. «No me gustaría que sea un oligarca ruso», dice Yorke en respuesta a la pregunta sobre si hay alguien que no le gustaría compre su arte – valoradas en 10 mil libras. «No, aparentemente eso no es cierto», dice en broma mientras el encargado de Tin Man Art hace gestos impacientes desde el otro lado del cuarto.

Por su parte, Donwood se muestra afligido. «Es bueno vender, pero también es malo porque son como tus hijos, las pinturas», dice. Yorke lo mira y le dice «te das cuenta de que estás vendiéndolo muy bien ¿no?».

publicado originalmente por Financial Times, el 30 de Agosto de 2023.

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