17 de julio de 2019

(c) Kalpesh Lathigra

Texto original por Christoph Dallach
publicado en ZEITMagazin el 17.07.2019

Eres muy activo en Twitter en contra del Brexit. ¿Qué crees que puedes lograr con eso?
Solo lo hago porque se hizo necesario. Como muchos otros, estoy tratando de comprender qué pasa con este país actualmente, por qué han decidido destruir lo logrado. ¿Por qué amenazar cuando no hay razones para hacerlo? ¿Por qué se nos prometen unicornios cuando no existen?

¿te parece que son puros cuentos?
Exacto. Cuando leo cosas que me ayudan a entender, las comparto en Twitter. Me preocupo y trato de poner orden en el caos. Me da pavor que Boris Johnson pueda llegar al poder. Es una vergüenza, un narcisista como Trump.

¿Hay gente a favor del Brexit en tu grupo de amigos?
No, nadie. El odio y miedo ciego de los que apoyan el Brexit no está relacionado con la política. En mi casa, en Oxford, salgo a la calle y escucho seis idiomas diferentes y eso me hace feliz. La universidad es un centro de aprendizaje e investigación y esas son las áreas que se destruirán después del Brexit. La investigación se basa en compartir información. Inmediatamente después del referendo, escuché a un delegado Tory decir literalmente en la radio que había suficiente gente inteligente nativa del Reino Unido. Me quedé sin palabras.

Una vez dijiste que perteneces a «la generación que se rindió». ¿Qué quisiste decir con eso?
He hablado de eso con mi hijo de 18 años, que estudia política. Le expliqué qué salió mal. Conocía a mucha gente que no votó. Mi generación pensó que no serviría de nada, porque no cambiamos nada de todas maneras. Les respondí que las cosas pueden ponerse más feas todavía si no nos involucramos. Y aquí estamos.

¿Vas a votar ahora?
Por supuesto. Los que no votan solo hacen las cosas más difíciles. Pero esa es la cuestión con mi generación: olvidaron lo importante que es votar.

¿Te reprocha tu hijo?
No, esta generación funciona de manera diferente. No son agresivos, no los acusan. En lugar de eso, son más activos de lo que nosotros fuimos. Las protestas Fridays for Future, por el cambio climático, son un ejemplo. Que existan son una luz en el tunel de la oscuridad reinante. Mi hija y mi hijo pertenecen a una generación mucho más comprometida, y eso me parece bien. «Oh, pa, vamos a protestar» – «OK, vayan». Cuando mis hijos protestan por las calles de la ciudad, me hacen sentir orgulloso.

¿Educaste a tus hijos políticamente?
No fue necesario, porque crecieron en un lugar donde sucedió así.

¿Fuiste a alguna protesta con ellos?
Estuve en una de las marchas grandes contra el Brexit en Londres, que fue genial. Éramos cientos de miles, una gran multitud. La atmósfera era fabulosa porque sentíamos que tomamos la ciudad. Y sin embargo nada sucedió después, y en algún momento la euforia se evaporó. Son tiempos extraños.

¿Te educaron políticamente tus padres?
Crecí en el período de Thatcher, y todos los jóvenes se politizaron automáticamente. Participé de una protesta por primera vez cuando era estudiante. Tenía 19 y protestábamos en contra del aumento del costo del arancel universitario; éramos varios. Thatcher estaba en el parlamento al mismo tiempo que se desarrollaba la protesta, no muy lejos de ahí, pero después nos enteramos de que no le gustó. Ordenó que la policía nos dispersara. Estaba con Stanley Donwood, justo en el medio de todo cuando se puso muy peligroso porque la policía que estaba en el puente nos había acorralado y bloqueó todas las salidas. Nos comenzaron a apretujar, buscando que estalláramos, buscando una razón para atacarnos. Al final, nos atacaron con la policía montada.

Suena terrible.
¡Así es! Eso cambió mi vida porque comprendí que la gente del otro lado del puente no estaba interesada en comunicarse con nosotros. Pero eso no es todo: hasta disfrutaron usar la violencia contra nosotros. Darme cuenta de eso me destruyó. Me asustó mucho estar en ese puente. Cuando un policía a caballo se te viene encima, es aterrador. Rápidamente me refugié contra una pared y tuve suerte de que no me lastimaran. Otros no corrieron la misma suerte. Después me dediqué a observar lo que sucedía. Esta experiencia tuvo un efecto duradero en mi relación con el estado; como siempre que expreso mi opinión es una crítica, puedo estar seguro de que nunca me darán un título nobiliario.

¿Qué pasaría si te ofrecen la medalla de la Reina por recomendación del gobierno?
Les diré, por supuesto, que se vayan al carajo. ¿Cómo puedo se reconocido por un país que escucha tanto a sus ciudadanos? En realidad amo a Gran Bretaña pero me parece una vergüenza cómo se trata a la gente aquí.

¿Cambiaron estas experiencias tu visión de la música y el arte?
No, en realidad no. Pero me sorprendió que todo lo que imaginé sobre el poder político es real. Eso fue algo sorprendente.

¿Es cierto que siempre estabas en problemas en tu escuela de Oxford?
Era un chico muy iracundo, probablemente porque soy muy sensible y reacciono cuando algo no es de la manera que pienso debería ser. Me resultó difícil desde que era pequeño seguir las reglas del sistema, y creo que ese era mi problema más grande. Nunca fui bueno para eso.

Y eso no facilita las cosas, especialmente cuando eres pequeño ¿verdad?
Probablemente no. Pero a final de cuentas es solo otra forma de vivir la vida. Los profesores pensaban que consumía drogas; yo pensaba ¨no, así soy» … transito mi vida como si fuera un sueño; presente ahora, ido en un momento.

¿Qué tipo de arte te impresionó en aquel momento?
La primera banda que me emocionó fue R.E.M. porque eran misteriosos, como sus letras. Eso quería lograr con mi música. Las pinturas de Francis Bacon también. Particularmente, la pintura del Papa. La poesía de E.E. Cummings, T.S. Elliot y Phillip Larkin me afectaron especialmente. Sus trabajos me ayudaron a sobrevivir al secundario. Pero la música era lo más importante.

¿Fue la música siempre tu forma de canalizar la ira hacia algo más pacífico?
Quizás. Hice mis primeras grabaciones cuando tenía 13 años, con el grabador de mano de mi papá y el radiograbador de la cocina de mi mamá. No tenía una batería, así que usé ollas para los ritmos. Después le envié la cinta de mis canciones y una foto mía a una revista gratuita local y me olvidé del tema. Un día vi un artículo donde discutían mi cinta, en las páginas de música. Al lado del artículo, mi foto vistiendo un abrigo de lana. Decía «¿quién es este chico que suena como Neil Young? Es sorprendente». Cuando lo leí, solo me alegré y lo único que podía pensar era «¿quién es Neil Young?».

Tus padres ¿estaban felices de tu decisión de ser músico?
Mi papá trató de hacerme cambiar de opinión por un tiempo, pero nada más hubiera funcionado conmigo. Me decía todo el tiempo que si quería hacer algo extraño, que intente con publicidad. Me reí de la idea en ese momento pero al final no estaba tan equivocado porque probablemente hay un experto publicitario dentro mío. La promoción de nuestra música siempre me ha dado secretamente mucho placer. Romper las reglas con nuevas estrategias es algo tentador.

Con Radiohead, se hicieron famosos por quebrar muchas reglas de la industria musical. Pero un ego tan fuerte como el tuyo no encaja muy bien en una banda. ¿Trabajan democráticamente?
Oh, no, para nada (risas fuertes). O sea, intercambiamos ideas pero al final, pues … como puedo decirlo … si la banda fuera las Naciones Unidas, yo probablemente sea los Estados Unidos. O más actualmente, China o Rusia.

¿Qué tan importante es el control para tí?
No es tan importante como pensarías. Me encanta trabajar con otros. Tener ideas que no puedes discutir es un aburrimiento. Cuando trabajaba en mi álbum solista, fue maravilloso escuchar sugerencias y pensar si servirían o no. Probablemente me gusta tener el control, pero no solo, sino discutir e intercambiar ideas. Quiero creer que soy un buen oyente.

Cuando firmaron su contrato en 1993 con EMI, les impusieron algunos cambios: tuvieron que cambiar su nombre y les dieron dinero para comprar ropa. En retrospectiva, suena asombroso que hayan permitido eso ¿no?
¡No! tenían razón. Nos llamábamos On a Friday en ese momento, un nombre muy estúpido. Me alegró que lo cambiáramos. También pensamos que el dinero para la ropa fue algo bueno. Me compré una campera de jeans, pero no era muy elegante. Nuestra ropa fuera de moda era un problema pequeño a comparación de nuestros cortes de cabello. Me avergüenzo terriblemente al ver fotos viejas. Pero eramos jóvenes, y era el comienzo de nuestra carrera.

¿Qué tan incómoda fue la fama para alguien tan introvertido y solitario como vos?
Cuando comenzó el carnaval, fue extraño. Me llevó tiempo comprender todo el sistema.

¿Lo entiendes ahora?
Comprendo cómo funciona la fama (silencio prolongado). Como esto se hizo algo diario para mi, no tuve más opción que acostumbrarme (silencio más largo). Que la gente piense que te conoce fue problemático al comienzo. Tratar de parecer simpático con extraños en la calle todavía me cuesta. Pero más y más gente respeta mi privacidad; me reconoce, pero no me molesta más que eso. También soy bastante bueno para hacerme invisible.

Suena difícil en la era de los smartphones.
Pues, si salgo a comer con mi novia y veo que alguien saca el celular y simula escribir un mensaje sosteniéndolo de manera que es evidente que nos está filmando, comienzo a poner caras de enojo. Si eso no es suficiente, me acerco. A veces, me voy del lugar. A veces me resulta difícil ser famoso por situaciones como esa, en las que la gente interfiere.

Después del éxito inicial tuviste un colapso y te tomaste vacaciones en Cornwall. Durante las caminatas por la costa del mar, descubriste el efecto calmante de la música electrónica – un sonido que caracteriza tu nuevo álbum. ¿Es eso cierto?
Solo de forma condicional. Ya me gustaba ese tipo de música antes. Pero era un momento en el que la música electrónica desbordaba creatividad. Compré todo lo que pude editado por Warp Records. Pero nunca entendí la diferencia entre usar guitarras eléctricas y sintetizadores, porque para mi el abordaje es el mismo. Son diferentes perspectivas del mismo asunto. Y me gustan ambos.

No puedes leer partituras, ¿cierto?
Así es. Si me dan una, no puedo tocar lo que está escrito. Hace poco estuve en el estudio con dos amigos que vienen de ese mundo. Hicimos música juntos. Me dieron una partitura y les dije «muy bien, pero ¿cuál es mi parte?». Fue gracioso. No me preocupa estar perdiéndome algo, y a veces es más difícil hacer música así. Pero ¿sabes qué? Al final no me importa no saber leer partituras.

Tu nuevo álbum se llama Anima, ¿por qué?
Me inspiré en el psicólogo Carl Gustav Jung. La idea de los sueños y el inconsciente me fascina actualmente porque leí el libro Why We Sleep de Matthew Walker, sobre descubrimientos científicos sobre el sueño. De hecho, deberíamos dormir al menos siete horas cada noche, pero mucha gente no lo hace y eso tiene un gran impacto en la salud. Además, anima en italiano significa alma, y calza muy bien. Una vez escribí la palabra porque mi novia, Dajana, la usó y me gustó.

¿Hablas italiano?
Un poco. La palabra anima se quedó conmigo. No te puedo decir mucho más sobre el álbum por ahora. Estamos planeando muchas cosas que las autoridades no quieren que salgan a la luz por el momento.

¿Qué autoridades?
Pues, yo (risas). Anima es para mi un avatar, como otra personalidad. Personalmente, el smartphone que moldea tu identidad en la red es otra. Mientras estaba trabajando en el álbum – que me llevó cinco años – Gran Bretaña estaba sumida en la ansiedad, y ese estado de ánimo moldeó al álbum. En los últimos años, no se ha dicho muy frecuentemente la verdad; suena mucho más político de lo que quiero expresar. Las letras no tienen significado, son incidentales.

¿Eres cínico?
No, no lo soy. Pues, quizá lo sea. Cuando estoy sobre el escenario, cantando eso, no me preocupa: no significan nada. ¡No hagan interpretaciones! Son la prueba del miedo que sentí durante la producción del disco. Pero ahora no siento tanto miedo porque aprendí a lidiar con eso mejor: comencé a hacer deportes y trotar mucho, lo que es bueno. También medito. Todo eso me ayuda.

¿Eres optimista?
Si. Pero en la red tiene más onda estar lleno de furia y escuchar a toda la mierda de Spotify. Veo a las modas como algo por lo que la humanidad debe pasar. En algún momento será como cuando comías muchos caramelos: la gente no lo disfrutará más y volverá a ser auténtica. Pronto las plataformas por las que nos comunicamos, como Twitter y Facebook y todas esas mierdas, deberán repensar sus roles. Y en algún punto cierta gente deberá responder por las cosas que publica allí.

¿Te irás de Inglaterra si Boris Johnson es elegido Primer Ministro?
¿Boris Johnson Primer Ministro? ¡Ni siquiera lo digas en broma! ¡Por favor!

¿Cuál es la más grande mentira sobre vos que leíste en la prensa?
Que tengo sentido del humor (risas)

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