9 de julio de 2017

Artículo publicado originalmente el 23 de Abril de 2017 en Amateur Photographer. Texto por David Clark.

Harry Borden revisa dos tomas muy diferentes de una de las bandas más grandes del mundo, Radiohead.

Radiohead se ha establecido como una banda de «rock alternativo» grande hace más de 20 años y han vendido más de 30 millones de álbumes mundialmente. Sin embargo, cuando los fotografíe por primera vez, en 1993, estaban comenzando su carrera. Su primer álbum, lanzado unos meses antes, había recibido críticas dispares aunque el primer single, «Creep», mostró que tenían un potencial enorme.

Me pidieron de la revista Select que los fotografíe para un artículo que iban a publicar llamado «La vida secreta de Radiohead». Al principio me dijeron que los iba a fotografiar en un estudio pero terminamos haciendo la sesión en el estacionamiento de una zona no muy linda de Cowley, en Oxfordshire. No era la ubicación ideal para retratar a cinco personas.
Era el comienzo de mi carrera y los había fotografiado en blanco y negro, siguiendo el estilo de Anton Corbijn. Fue una de las primeras sesiones que hacían. Me llevé bien con ellos; eran amigables y era evidente que eran muy inteligentes e interesantes. El año siguiente, cuando apareció su álbum The Bends, me enviaron amablemente una copia autografiada en agradecimiento por la toma. Cuando me enteré, me di cuenta de que eran una banda asombrosa. Me convertí en fanático y compré todos sus subsiguientes álbumes.

Luego, en 2007, me ofrecieron otra oportunidad de retratar a la banda; esta vez para el Observer Music Monthly. Estaban a punto de lanzar su séptimo álbum, In Rainbows. En los 14 años que pasaron desde la última vez que los fotografié, habían pasado de una banda pequeña independiente a ser una banda de estadios con una audiencia masiva.
También eran más cerebrales que otras bandas, por lo que pensé cuidadosamente cómo los retrataría. Definitivamente no quería aparecer sin ideas para fotografiar una banda de gente tan sabia y con onda.

The Observer había contratado al estudio Holborn, en el norte de Londres, pero traté de hacer algo diferente a la clásica toma de estudio. Los quería capturar desde un ángulo alternativo, para incluir elementos de actuación y animarlos a participar y colaborar.
Con eso en mente, se me ocurrió permitirle a la banda fotografiarse a sí misma. Me gustó la idea porque daba la impresión de estar empoderado y en control de su destino; me pareció el enfoque adecuado y además algo divertido. Lo hablé con el editor de la revista, quien accedió, y luego compré un cable infrarojo de disparo para permitirle a la banda fotografiarse.

Cuando llegaron para la toma, les expliqué la idea y les gustó, por lo que comencé a armar el set. Teníamos un estudio enorme en Holborn. El equipo incluia un aparejo que solía admirar, por lo que lo agregué a la toma. Le agregué una luz con una softbox Octa, que me encanta usar. Solo usé una luz porque cuando de luz se trata, siempre pienso que menos es más. Mi Canon EOS 1Ds Mark II estaba lista en un trípode con un lente de 50mm.

Le pedí a la banda que se pare debajo de la Octa y los acomodé, con Thom al frente. Le dí el disparador y le pedí que apunte a la cámara. Le dejé tomar fotos hasta que la memoria de mi cámara se llenó. Una de ellas se convirtió en la portada del Observer Music Monthly.

Después de eso, le pedí prestada su camara 1DS Mark II a mi asistente y le pedí a la banda que se pare en el mismo lugar donde se habían tomado su foto. Ajusté el radio de sincronización al de la cámara de mi asistente y fotografiamos todo el set desde otro ángulo.
Tengo algunas tomas con mi asistente parado junto a la cámara pero a fin de cuentas, la configuración funcionó mejor con solo la banda tomando fotos. Mi toma favorita, que se ve aquí, tiene a Thom mirando a mi cámara con expresión de saber algo más que el resto.

Esta foto se usó en el interior de la revista. Además de ser diferente y captar la atención, funciona bien desplegada en dos páginas porque tiene mucho espacio para encimar texto. Este retrato ha sido parte de muchas muestras tituladas «Radiohead se fotografía a sí mismo» y las copias impresas se han vendido bien. Creo que sedebe a que la foto hace referencia al tipo de banda que Radiohead es.

Después de terminar la toma y de que la banda se fuera, noté que Colin había dejado su campera azul marino en una silla. La llevé a casa, con intención de devolverla, y le escribí luego al sello pero nadie me respondió. Todavía tengo la campera y me recuerda a la toma cada vez que abro mi placard. Ocasionalmente la uso, pero si por casualidad Colin lee esto y la quiere de vuelta, estaré muy feliz de devolverla.

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