Richard Tognetti – director de Australian Chamber Orchestra.
No pretendo sonar insolente, pero mi amistad con Jonny ha sido siempre musical; lo admiro porque mantiene la música clásica viva dentro del mundo del rock y del pop. Cuando la gente va a un recital de Radiohead, terminan escuchando la mejor música.
Les empecé a prestar atención cuando salió Kid A. Después vi There Will Be Blood y la música me pareció increíble. Me quedé para ver los créditos hasta el final y veo el nombre de Jonny. Pensé que era imposible, pero recordé que había escrito Popcorn Superhet Receiver, una pieza que lo puso en el mapa de los compositores clásicos. Corrí a casa para escucharlo y me di cuenta de que lo había adaptado para la película.
Cinco años después: Radiohead está de gira por Australia y recibimos de sorpresa una llamada preguntando si no estábamos interesados en encargarle una pieza a Jonny, y que el podía trabajar con nosotros. Había estado tocando para 50 mil personas por noche, lo que no podía ser muy bueno. Tuvo que descansar un poco, como todos, y después se recompuso y comenzó a escribir.
Encontramos una casa para su familia y él – la antigua casa de Baz Luhrmann (en Darlinghurst, Sydney) y nos reunimos. Su hijo y el mio tenían más o menos 10 años y estaban desesperados por ir a surfear, aunque eso alarmó a Jonny. Le dije «vamos, Sídney es seguro, ya casi no se ven tiburones». Fuimos a Palm Beach y nos encontramos con el cartel amarillo y negro que indicaba que había actividad. Por lo que el surf se canceló.
Jonny escribió una pieza para ACO [Australian Chamber Orchestra] llamada Water y tocó en vivo este zumbido de una sola nota en la tanpura con la orquesta, como un cameo de Alfred Hitchcock. Sé que muchos compositores escriben en computador, pero en el caso de Jonny es más artesanal. Se sienta con una hoja, entiende la verticalidad y horizontalidad, entiende la estructura.
Mientras estuvo en Sydney, ACO Underground estaba haciendo presentaciones con música super contemporánea en The Standard y Jonny aceptó tocar con ellos. Satu [Vänskä, mi esposa y violinista principal] lo presentó con su acento finlandés, diciendo «Le damos la bienvenida a Jonny Greenwood», lo que sorprendió al público. Tocó una composición minimalista para guitarra eléctrica de Steve Reich.
Me encantaría verlo desatar su imaginación en un concierto para violín eléctrico, pero creo que como ya trabaja en un plano electrónico con Radiohead, prefiere sumergirse en los instrumentos acústicos. Parece tener dos tipos de seguidores ahora: los de Radiohead, obviamente, pero también la gente que lo escucha como compositor. Debería estar muy orgulloso de eso. El siempre se menosprecia pero tiene mucha preparación. La música que escribe es inmaculada.
Nos esforzamos mucho por promocionarlo como compositor. Quiero que escriba más para nosotros, pero tiene muchos planes en proceso y nosotros somos solo uno de ellos. Es genial tener una relación con un músico vivo que es muy humilde y talentoso. Nos mantenemos en contacto via email. Mi amigo, Jack Thompson, dice que los amigos verdaderos no tienen que verse, sino que se comunican de otras maneras. Esa es la amistad que tengo con Jonny.
Jonny Greenwood
Lo único que sabía de ACO venía a través de reseñas y todas decían que eran la mejor orquesta de cámara del mundo, por lo que fue una coincidencia fortuita terminar la gira en 2012 en Sídney y poder quedarme para trabajar con ellos.
Esa gira fue complicada. Richard nos encontró una casa y nos hicimos muy buenos amigos. Venía a vernos y trabajábamos en la música. Es gracioso, porque cuando pienso en nuestros encuentros en Darlinghurst y después en él en el escenario, no parece la misma persona.
Richard es una persona extraña porque creo no se da cuenta de lo bueno que es. Cuando toca, pareciera que el violín es una extensión de él, como si fuera otro miembro más. Podría decirse que le resulta sencillo, pero es más que eso: cuando deja el violín, es como si no supiera qué estuvo haciendo, como si hubiera estado en otro lugar. Creo que el violín fue un refugio para él cuando era niño; una gran zona de comfort.
En Sídney, trató de llevarnos a surfear pero eramos demasiado pálidos e ingleses para eso. Entonces nos llevó a Byron Bay, cuyo mayor atractivo es estar sentado en el restaurant en el momento en que Barry Humphries entró. Se acercó a saludar a Richard y apoyó su mano en la cabeza de mi hija. Para mi, fue un momento bíblico.
Richard se deleita con Mozart y Haydn, y otros similares – muy lejos de lo que conozco y sé – pero cuando lo ves tocar, tiene tanta juventud, es tan vibrante y está tan lejos del vinilo lleno de polvo que no comprás porque es la sinfonía numero 100 de alguien y no crees que nadie sea tan prolífico. Eso es algo infantil, por supuesto, y escuchar a ACO me alejó de ese prejuicio. Pero aunque tiene mucho conocimiento de las tradiciones clásicas, Richard tiene un mente muy abierta y está interesado en la experimentación. Cuando escribí Water para ACO en 2012, se lo entregué a Richard como una pieza para piano y violín, pero le tuve que explicar que era en realidad un concierto para una tanpura solista – esencialmente, era una sola nota – y todo lo demás se basaba en eso.
Algunos músicos se toman a sí mismos muy en serio; Richard es lo opuesto. Una vez le mencioné que escribo software para música y al dia siguiente vino con un violín eléctrico. Tiene sed de información. Cuando lo vea la próxima vez, va a querer hablar sobre violines eléctricos y computadoras y yo le tendré que explicar que ya me cansé de eso. Con la música electrónica tienes algunas variables; con una orquesta, no hay límites.
Siempre le dije a Richard que si escribía un concierto de violín, sería para él. Después tuve la idea de una pieza para 48 violines – que fue interpretada en las Proms de 2019 – y tuve que enviarle un email diciéndole que había escrito algo pero había 68 personas en el escenario, por lo que no era muy apropiado para él.
Me respondió diciendo que no había problema y que le avisara cuando hiciera uno para 16. Estoy seguro de que me golpeará cuando me vea.
Publicado por Syndey Morning Herald, el 13 de Marzo de 2020.
Texto original por Jane Wheatley