24 de diciembre de 2009

En este día tan especial, Thom dejó un nuevo mensaje en Dead Air Space sobre lo que vivió en los últimos días en Copenhagen, en la Cumbre Internacional por el Cambio climático.

hey-
creo que esta época del año es un momento para una reflexión seria y he estado haciendo eso desde que volví de Copenhagen.
¿saben lo que más me sorprendió al volver? la ira que se puede sentir en el ambiente sobre esto, todo el mundo con el que me encuentro quiere hablar al respecto… todo el mundo está enojado y desolado y he tratado de mantenerme positivo al hablar con ellos sobre el tema… quizá haya despertado algo en el fondo de las cabezas de la gente cuerda de todo el mundo quienes quizá inocentemente asumieron que las charlas tendrían un final positivo.
Con una reacción tan fuerte espero que quizá la gente esté comenzando a unir los puntos y nuestra adoración incuestionable a la economía basada en el carbono se desmorone justo a tiempo.
La gente cuerda en el gobierno, en los medios, y en las calles está siendo despertada bruscamente de un sueño viendo a los niños a su alrededor y enojándose mucho mas que antes.
Pero esta energía necesita un desahogo constructivo.

He estado tratando de escribir algo sobre mis impresiones al estar allí, etc, pero luego Ben Stewart de Greenpeace me envió algo que escribió en la última noche que es mucho mejor a comparación de lo que haya escrito hasta ahora, asi que mejor se lo dejamos a el

y les deseo a todos profundamente una muy feliz navidad

«El presidente estadounidense más progresista de la última generación vino a la cumbre internacional más importante desde la Segunda Guerra Mundial para dar un discurso tan falto de sustancia qué podría bien haberlo hecho desde un teléfono en una playa de Hawaii. Sus ayudantes dicen en privado que no tenía opción, que es tal la oposición en Capitol Hill a cualquier accion que amenace la dominación de los combustibles fósiles en la vida estadounidense. Y es por que la nación que puso a un hombre en la luna no puede hacer un esfuerzo colectivo para proteger a los hombres y mujeres de la Tierra por las consecuencias en el modelo económico y el estilo de vida que ha tomado la misma fuerza que la religión.
Luego, un mandatario chino que está en proceso de convertir su nación comunista a esta nueva religión (el capitalismo que consume grandes cantidades de carbono) se ofende tanto por el discurso de Obama que se niega a reunirse – se niega de hecho a todo excepto hacer berrinches en su habitación de hotel, como si fuera una fiesta en la casa de un adolescente en lugar de último esfuerzo para evitar el colapso de nuestra biosfera.
Al final del día, los dos hombres se reunen y garabatean juntos una colección de párrafos a los que llaman «un acuerdo», a pesar de que en realidad tiene tanto valor como un boleto de autobus, lo cual no los detiene de colocar sus firmas con mucha solemnidad. El equipo de Obama luego instruye al equipo de prensa de la Casa Blanca – muchos de los cuales, al parecer, comprende tanto de las políticas del calentamiento global como nuestros reporteros lobbistas comprenden de baseball – y antes de que nos demos cuenta el New York Times y la CNN declaran el nacimiento de un «acuerdo significativo».
Mientras tanto, un amigo de la delegación africana envía un email para decir que el y muchos otros miembros del bloque G77 de países en desarrollo están tomando los pasillos luego de una larga discusión sobre el estado peligroso de estas charlas, solo para ver a Obama en la televisión anunciando que el mundo llegó a un acuerdo. Es la primera vez que escuchan esto, y minutos después, al leer el texto, se dan cuenta rápidamente que el mismo condena a su continente a un siglo de elevaciones devastadoras de temperatura.
Para este momento, los lideres europeos – quienes saben que esto es una farsa, pero tienen que presentarlo a su gente como un progreso – hacen que sus ayudantes llamen a los directores de las Organizaciones civiles diciendoles que las charlas fueron exitosas. ¿Exitosas? Este acuerdo sobrepasa tantas de las lineas rojas establecidas por Europa antes de esta cumbre que hay marcas de neumáticos rojizas en el piso de Bella Centre, y uno de los diplomáticos honestos europeos nos dice que este es «un acuerdo de mierda». Bastante.
Este acuerdo es más que malo. No contiene objetivos legalmente vinculantes o alguna indicación de cuando llegarán. Ni siquiera hay una dclaración de que el mundo intentará hacer descender la temperatura en 2 grados celsius – sino que los lideres simplemente «reconocen la ciencia» que hay detrás de tal objetivo vital, como si eso fuera suficiente como para no permitirnos cruzarlo. La única parte de este acuerdo que cualquier persona cuerda ha agradecido de cierta forma es el fondo anual de 100 billones para el Clima global, pero al parecer está sabiendosé que se compone de presupuestos que ya existían, sin indicar como nuevo dinero será recaudado y distribuido a los países más pobres para que puedan ser más amigables con el medio ambiente y adaptarse al cambio climático.
No todos los políticos se merecen la desaprobación de un mundo escandalizado. Nuestro propio Ed Miliband luchó duro para no conformarse con un resultado mejor, mientras el Presidente Lula de Brasil ofreció asistir financieramente a otros países en desarrollo para palear el cambio climático y poner un objetivo firme en discusión. Pero la Unión Europea no movilizó su propio compromiso (uno tan débil que tuvimos que trabajar duro para no cumplirlo) mientras los Estados Unidos ofrecieron nada y China se mantuvo firme. Antes de que comiencen las conferencias, opinaba que solo consideraríamos a Copenhagen como exitosa si planes para estaciones de energía en base a carbón alrededor del mundo eran descartadas. Si las grandes corporaciones veían que el resultado de Copenhagen era una señal inconfundible de que los gobiernos estaban decididos a actuar y que las plantas de carbón de este siglo serían muy costosas de mantener bajo el mismo régimen acordado en esta cumbre, entonces esta cumbre sería un éxito. Sin embargo, mientras los detalles del acuerdo comienzan a aparecer, recibimos informes de representantes de la oposición japoneses descorchando champaña al ver el posible colapso de los planes de utilizar carbón de su nuevo gobierno. No solo no hemos llegado a donde deberíamos haber llegado, sino que hemos dado un paso atrás. No hay nada en este acuerdo – nada – que persuada a cualquier corporación energética de que la era del sucio carbón ha terminado. Y que las implicaciones para la humanidad de ese simple hecho son muy serias.
Se que los ambientalistas somos parciales a la hiperbole. Usamos la lengua como un arma para dirigir la atención hacia los problemas que enfrentamos, y escucharás mucho más en los próximos días. Pero realmente, no es exagerado describir el resultado de Copenhagen como una falla histórica que vivirá en la infamia. En un solo día, en un solo lugar, un show fue armado frente a un público descreido que ha leído y comprendido que las más sombrías advertencias de las mentes científicas más brillantes – y de lo que han sido testigos no ha sido nada menos que el peor de los instintos de nuestra especie a través de el hombre más poderoso que haya vivido.
Le dejaré la última palabra al difunto Kurt Vonnegut Jr., quién le habría dado voz a la locura de Copenhagen mejor de lo que yo podría, y su poema «Requiem» es quiza el más apropiado para este momento: «cuando la última criatura viva, haya muerto por nuestra culpa, que poético sería que la Tierra pueda decir, en una voz flotante, quiza desde el fondo del Gran Cañon, ‘ha terminado. a la gente no le gustaba vivir aquí'».

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