Jonny Greenwood dice que hay ciertas reglas para componer música para una película sobre la familia real. Si no usás Handel, la música debería sonar como Handel. Y ciertamente, la música compuesta por el guitarrista de Radiohead para Spencer, la película en que Kristen Stewart encarna a la princesa de Gales durante un viaje de 3 días a Sandringham durante la navidad de 1991, comienza dándonos el estilo elevado que esperamos. La estrella de rock se convirtió en una estrella barroca.
Las reglas se hacen, sin embargo, para romperse. A medida que Diana comienza a perder la razón en la película del director chileno Pablo Larrain, la música se adentra en otro territorio. Greenwood comienza a dejar de lado las cuerdas y transiciona hacia el free jazz, muy popular a comienzos de los 70s. Presenta algunas piezas dubitativas de piano, solo para despacharse con órganos de iglesia después, y termina con una colisión de trompetas, teclados y baterías aún más ruidosa. Lo que sea que pienses de esta película – las críticas van desde las dos estrellas hasta las cinco – la banda sonora sobresale.
La mezcla de estilos, dice a través de una llamada por Zoom desde su estudio en Oxford, «fue un intento de hacer algo que vaya con Diana: un espíritu libre y lleno de esperanzas rodeado de tanta rigidez. Posiblemente la imagen sea un poco torpe, pero siempre fue la idea». La decisión de mostrar a Diana y sus hijos sobreponerse al mal humor al final, sentados en un descapotable cantando «All I Need is a Miracle» de Mike and the Mechanics fue idea del director. «Nunca la había escuchado antes».
Spencer es otro logro en la carrera de compositor de música de películas de Greenwood, carrera que comenzó en 2007 con su banda sonora dramática y centrada en las cuerdas realizada para There Will be Blood de Paul Thomas Anderson. Greenwood, intérprete de viola y flauta durante su adolescencia que abandonó sus estudios universitarios después de que Radiohead firme contrato con EMI, continuó trabajando con Anderson desde ese momento. También compuso para películas como We Need to Talk About Kevin y Norwegian Wood. Estuvo a cargo de un BBC Proms en 2019. No es un novato en el mundo del clásico moderno.
Este año, Greenwood también grabó música para The Power of the Dog, un western protagonizado por Benedict Cumberbatch y dirigido por Jane Campion. Nuevamente, tenía una gran idea para hacer el trabajo memorable. Sin embargo, esta idea – agregarle banjo al clásico contemporáneo – terminó siendo «malísima. Era un camino sin salida». Lo reemplazó tocando el cello con los dedos, como si fuera un banjo. Eso funcionó mejor. «Estoy llegando a los límites de lo que puedo hacer», dice Greenwood, multi-instrumentalista que también toca un órgano de iglesia en Spencer.
Para nada intenta decir que es un virtuoso. De hecho, aunque siempre termina en las primeras posiciones de las encuestas sobre los mejores guitarristas, tiene recelo del concepto de virtuosismo en el contexto del rock. Las bandas que le gustaban mientras crecía en Oxford en los 80s – Pixies y New Order – tendían a enfocarse mucho más que a ser privilegiados. «Siempre me inspiró la idea de que podías ensayar y ensayar y aprender tu arte y no convertirte necesariamente en, digamos, Frank Zappa. Es más que solo tocar tu instrumento. También tienes que aprender a trabajar dentro de tus límites y a escuchar a los demás».
Artículo publicado por The Times, el 07 de Noviembre de 2021.