adaptado del texto original de Crack Magazine
El software que usa Tarik se llama «Versum» y nació en 2010 con el propósito de encontrar la manera de interpretar música y visuales en el escenario. «Comencé a desarrollarlo como una herramienta para crear música en 3D, lo que significa que hay un espacio lleno de sonidos que también se pueden ver. Cuando vuelo a través de este espacio con un joystick, escuchamos los sonidos hacia los que vuelo, lo que significa que mi recorrido en este espacio tridimensional determina las melodías y ritmos que escuchamos. Literalmente, todo lo que se ve se puede escuchar, y viceversa. La creación de este concepto y mis presentaciones con esta herramienta me colocaron en la intersección del audio, visuales y desarrollo de software»
«Después de desarrollar la primera versión de su herramienta, Robert Henke (conocido como Monolake) le propuso usar sus visuales como acompañamiento para su música. «Eso significaba que usaría mi software – cuyo propósito era crear música en 3D – como una herramienta puramente visual. Funcionó muy bien y disfruté lo que surgió: al haber creado mi software para trabajar musicalmente y en tiempo real, las visuales que logré se sintieron también como música para mi, aunque desde mi parte no se producía sonido.
Años después sigo usando las mismas técnicas, pero en una versión mucho más avanzada, y todavía siento – en un sentido muy amplio – que estoy creando en conjunto música, y que mi instrumento musical se percibe con los ojos y no con los oídos. Considero que la música se crea en el cerebro, como si fueran movimientos en el tiempo que percibimos y nos conectamos a ellos. Nuestras percepciones de sonidos y visuales están tan interconectadas que juntas pueden crear otra experiencia; sigue siendo una experiencia musical, pero más allá del dominio auditivo».
Tarik se considera un miembro más de la banda, ya que sus creaciones vienen del mismo sentido abstracto de movimiento, armonía y composición. Cuando acompaña a Thom y Nigel, toma una «enfoque más psicodélico, como si fuera un pintor, en el que las formas y colores se funden entre sí».
¿Cómo se preparan para sus shows y como lo logran?
Los preparativos comienzan creando presets de visuales en mi software que se sienten bien con la música; básicamente siento en casa y mientras escucho las canciones, juego con los elementos visuales hasta que siento aparece una especie de simbiosis. Después de eso, ensayamos en el Reino Unido por una semana y ahí tomamos todos los elementos que tenemos y los mezclamos como si fueran una historia audiovisual, un set propiamente dicho. Durante este período intento percibir qué giros pueden tomar las canciones en vivo y me aseguro de tener acceso fácil e intuitivo a los parámetros que debo cambiar para improvisar con los cambios que sufre nuestro set en vivo; esto significa que tengo que estar atento a definir las consecuencias visuales que tienen los movimientos de deslizadores o la presión de botones. Básicamente defino dónde necesito libertad para improvisar y cambiar cosas en tiempo real, y qué partes prefiero dejárselas a los presets. Se trata de elegir exactamente dónde quiero enfocar mi energía mental durante el show y qué tan lejos de eso quiero poder llegar.
¿Cómo mantienes al músico y la música en mente al crear las visuales?
Puede parecer un poco una yuxtaposición – en un extremo está el músico y la música y en el otro estoy yo con las ideas, y el objetivo es hacer que se fusionen. Pero no es así como funciona, particularmente porque trabajo con gente cuya música me encanta. Cuando eso pasa, no hay una línea entre ellos y lo que hago: al escuchar su música, la siento dentro mío, es parte de mi por lo que mis expresiones necesariamente también expresan la música que fluye a través de mi. Obviamente eso no significa que el músico siempre está de acuerdo con lo que hago. Pero nuestras interpretaciones casi siempre serán bastante compatibles y la crítica me ayuda por lo general a expresar mi percepción de su música más fielmente.
¿Cómo ha evolucionado Versum desde los comienzos hasta ahora?
Han habido muchos cambio, pero los dos más importantes que me acuerdo ahora son la fluidez mejorada en la interfaz y patrones más orgánicos y coloridos.
La interfaz, la operación del software y el feedback que me da son muy importantes. Mientras más fáciles e intuitivos los haga, me resulta más fácil navegar en el fluir creativo. Solo cuando logro una conexión fluida con el software puedo dejar que mis sensaciones se expresen a través de el en lugar de mantenerme en un nivel superficial de conceptos racionales y técnicos.
La aparición de movimientos más orgánicos y fluidos está vagamente relacionado con eso. Las computadoras son seres digitales; les gustan los ceros y unos, cosas encendidas o apagadas, lo blanco y negro. Si le pides que dibujen una línea de A a B, será algo perfectamente lineal, lo que frecuentemente se conoce como arte tecnológico, que sigue esas tendencias. Es súper preciso, muy lineal y a menudo blanco y negro. Pero la música tiende a seguir reglas diferentes, con ondas ascendentes y descendentes, transiciones sutiles y su belleza a veces yace en las imperfecciones; en melodías y ritmos que no son del todo perfectos. La tecnología no debe contradecir la humanidad inherente de estos tipos de belleza.
¿Te inspiras en algo fuera de la música y la tecnología?
La música es una gran influencia, ya que los movimientos y estructuras de sonido y de composiciones tienen características muy visuales. Pero fuera de eso, me inspiro en fenómenos naturales tan sencillos y cliché como las olas marinas, un fuego propagándose, las nubes de lluvia en formación, estrellas que estallan o nacen, etc. También me inspiro en el cine y pinturas más tradicionales, porque son formas de arte más maduras que las visuales en tiempo real y también se basan en composiciones que se sienten cercanas a lo que hago.