29 de octubre de 2019

Texto original por David Marchese
Publicado por New York Times el 28.10.2019

A comienzos de este mes, Stephen Colbert le hizo una pregunta a Thom Yorke cuando pasó por su programa: «por décadas. has escrito música incómoda y ansiosa sobre la sociedad, el gobierno, la tecnología – la dirección general en la que va el mundo. ¿Qué se siente tener la razón?». Yorke solo contestó que le da un poco de satisfacción. Pero lo más impresionante, para mí al menos, es que la exploración constante del cantante de semejantes temáticas tan oscuras no causó una simple reducción a la desesperación o a encontrar culpables; siempre está evolucionando, y eso se nota en su último álbum, Anima. «Siempre me inspira encontrar música que me gusta», dice. «Si te gusta la música, buscas sentirte estimulado de esa forma todo el tiempo».

A lo largo de estos años, nunca tuviste reparo en traer la política a tu música, algo que no hacen muchos músicos jóvenes hoy en día. Pero tampoco tuviste reparo en escribir canciones que tienen que ver con sentimientos de ansiedad y alienación, que es algo que si están haciendo. ¿Por qué se popularizó uno y no el otro?
Diez, quince, veinte años atrás estaba la idea de que decir algo político en tus letras, o hablar sobre eso en revistas, tenía alguna consecuencia. Ahora, si te vas mucho al lado político, te metes en un ambiente que cambia rápidamente; si te quedas en lo personal, te sientes insignificante. La habilidad del arte de conectarse con algo significativo ha cambiado. Hay una especie de parálisis al ver esta especie de teatro de lo absurdo – hablando de la política – y uno no siente que pueda realmente involucrarse en ese absurdo, porque no tiene ningún sentido. La subversión de la verdad y la realidad de la que somos testigos actualmente es simplemente algo peligroso para el arte como para involucrarse. Se fue todo a la mierda.

O sea que para vos ¿esa retracción del arte es una reacción?
Quizá. Al sentirte insignificante tiendes a retrotraerte. Hay furia en las calles, y está esperando encontrar un buen medio de escape en el arte; la furia de ser testigo de este teatro de lo absurdo y ver cuál es el origen y por qué existe y dónde va y cómo va a terminar. Algo tiene que pasar. Ojalá algo significativo. Hay mucho que hacer para reparar este daño.

La música ¿tiene un papel en esa reparación?
Si. La reparación tendría que ver con sentir empatía en lugar de lástima por todos de una forma poco auténtica, y eso es algo que puede hacer la música. Le da a la gente la oportunidad de experimentar una comunión en base a una razón que no es partidista. La buena música siempre fue una forma de rebelarse, ya sean los Beatles o Public Enemy. Todos los buenos artistas tienen ese elemento. Para cambiar las cosas, o para formar una resistencia, la gente necesita un lenguaje para expresarla y ese lenguaje puede ser la música, el arte, la literatura, el periodismo.

Además de cualquier retracción ¿tienes alguna idea de si hay algo diferente en la relación de los fans con la música hoy en día, en esta era del streaming?
No, no me parece. Mis objeciones al streaming son bien conocidas. No me gustaría meterme en eso. Pero si ignoras el hecho de que los artistas no reciben el pago que merecen y sus carreras son destruidas, el acceso a toda esta música puede ser algo maravilloso.

¿Aprendieron algo con el experimento de In Rainbows que haya marcado tu forma de ver el negocio del streaming?
Cuando hicimos eso, simplemente queríamos decir que creemos en el valor de la música. El mensaje era que «este es un contrato tácito entre la gente que crea la música y el público, y no creemos que sean necesarios todos los intermediarios». También queríamos dejar claro que la gente siempre va a necesitar música y que no es simplemente algo con que llenar tu disco rígido o tu teléfono. Es más que eso. Aun hoy en día, cuando la música de Radiohead se pone más y más extraña, todavía hay gente que experimenta cosas profundas con ella. Y toda esa fé fue muy bien recompensada.

Estamos hablando, a fin de cuentas, del valor de la música. ¿Cómo defines el valor yendo más allá de la simple idea de que es lo que la gente está dispuesta a pagar?
El valor está en la forma en la que te enfrentas con la música. En el pasado era ir a una tienda con alguien que te parecía copado y vos querías ser igual de copado mientras hablaban del último álbum de Red Lorry Yellow Lorry. También puede ser visitar a un amigo, poner un disco y hablar sobre lo que escuchan con ellos. Es tener una novia que no para de escuchar Velvet Underground, al punto que empezás a creer que es muy bueno, también. El placer de descubrir cosas como esas es lo que le da valor a la música. Creo que tenemos suerte de que haya tantas maneras de descubrir música hoy en día, pero al mismo tiempo siento que el «si te gusta esto, también te gustará esto» o el «compartir esto» está convirtiendo una experiencia humana muy personal entre dos personas en un producto. Esa experiencia es la razón por qué la música importa, porque la experiencia es lo que queda para siempre.

La gente ¿no sigue está experimentando eso?
No, no, estoy de acuerdo. Mi objeción es la forma en la que se comodifica; la forma en que todo nuestro comportamiento se comodifica y se vende como oro falso.

Viendo el otro lado de la relación entre el músico y el oyente, siempre sentí curiosidad sobre si un músico con tu popularidad puede concebir a su audiencia como algo más que una simple masa de gente. ¿Es posible pensar en tus fans como un conjunto de individuos?
Es algo interesante cuando no salgo de gira con Radiohead. Comenzamos a hacer shows pequeños y a charlar con la gente un poco al finalizar. Ha sido bueno para mi…para salir de mi burbuja y entender por qué, para algunos, el trabajo que hago es importante. Es algo impactante. Trato de vivir una vida normal y vivir mi vida y de repente te encuentras con alguien que quiere saludarte y contarme alguna anécdota sobre la música… eso es bueno. Necesitaba ese cachetazo.

¿Por qué? No entiendo.
Simplemente nunca me expuse a los fans de esa manera. Al menos no a propósito, porque es extraño. Nigel Godrich siempre se rie de mi. En su cabeza, es divertido que yo tenga solo una vaga idea de cómo ve la gente la música que yo o Radiohead ha hecho. Me encuentro en esas situaciones y me sorprende. «¿Por qué quiere toda esta gente hablar conmigo?» Lo estoy manejando, sin dudas, mucho mejor de lo que lo manejaba hace veinte años. Mucho de eso se debe a mi novia, Dajana. Es de Italia y pasamos mucho tiempo allí, donde mucha gente me conoce. Mucha gente se me acerca mientras camino por las calles de Roma. Literalmente no puedo acercarme a las areas de moda de Roma. Pero Dajana me decía «no tenés que ahuyentar a la gente. Pará un minuto y fijate qué pasa». Me enseñó a no ser tan altanero sobre la situación de recibir atención.

Hay algo especial sobre la intensidad de la conexión entre los fans y los músicos. No creo que sea lo mismo con los actores o los autores.
Si, lo sé.

Y a menos que tengas tendencia a delirios de grandeza, la atención puede desorientarte. ¿Cómo logras encontrar el rumbo nuevamente como para no terminar alejado de la gente que ama tu música?
Al principio, no podía entenderlo. No podía acostumbrarme al hecho de tener gente siguiéndote. Gente que no conoces te habla de manera extraña o te pregunta cosas personales. No me quejo. Simplemente me encontré con este comportamiento reflejo de decir «no podés invadir mi privacidad». Todavía me cuesta. Pero trato de no reaccionar más así. Y también hay un Thom Yorke para el público y otro para la intimidad. En el pasado, me convecía de que eran cosas diferentes, pero comenzó a afectarme. Es algo difícil de describir, porque suena completamente autoindulgente, pero la idea era amigarme con la atención en lugar de hacer de cuenta de que es algo que le pasa a alguien más. Es más sano. No es que no sea extraño.

¿Siempre intentaste creer que tus personalidades pública y privada eran cosas separadas?
Cuando no estaba trabajando, cuando estaba en casa, solía convencerme de que todo era normal. No me quería encontrar inmerso en ese cuarto de espejos y una buena forma de lograr eso era alejarme. Me fui un poco al extremo. Desaparecía; me iba a caminar a la costa por meses. Me alejaba mucho y después, cuando volvés al mundo y recibes toda esta atención, es un shock enorme. Tenía síndrome del impostor. Por mucho tiempo, lo único que hacía era criticarme a mí mismo, pensar de más todo solamente para no morirme. En parte es cultural. Crecimos con la idea inglesa de «si lo lograste, seguramente hiciste trampa». Eso estaba en todos lados. Después aceptas todo con una sonrisa falsa, que es algo necesario. O enloqueces.

Es evidente que estás cómodo contigo mismo ahora a diferencia de cómo te sentías antes. Se nota en la música, que es más emotiva en términos más sencillos que antes. Y también se te ve más suelto en el escenario. Hasta tu forma de vestir se siente más libre. A lo que quiero llegar es a ¿cómo ese tipo torturado de Meeting People is Easy se convirtió en este hombre que usa un rodete en el pelo?
¿Cómo cambió ese tipo nervioso y catatónico? Wow. Una parte de eso tiene que ver con los shows que hago ahora; como no hay una banda, empecé a caminar por todo el escenario al punto de que se convirtió en algo teatral. Lo que era divertido de eso – y es algo que también hago con Radiohead – es que me burlaba de la idea de ser una estrella de rock, o de ser ese estirado de Meeting People is Easy. Puedo elegir hacer algo completamente diferente, o ser estúpido, o saltar. La otra parte es que, en el período alrededor de Meeting People is Easy, todavía me molestaba mucho la atención del público. Tuve que soltar el mando. No puedo explicar por qué, pero fue una revelación de que no tenía que tomarme todo tan en serio. Era eso o abandonar todo, porque mi relación con el trabajo se estaba haciendo enfermiza. Llegas a un punto en el que si eliges no pasar tiempo con tu familia, más vale sea por algo que lo valga y que sea por algo de lo que estés sacando algo que valga la pena. Tienes que entenderlo por tus medios y entender por qué lo amas.

Entonces, ¿por qué lo amas?
No encontré un porqué. Simplemente me reenamoré. Fue gradual. O sea, en la última gira con Radiohead tocamos tres noches en el Madison Square Garden, diferentes sets cada noche, y esa fue mi experiencia favorita en mucho tiempo durante una gira. Tienes que ser bastante idiota para no tener la humildad de poder decir «no puedo creer que podamos hacer esto».

Quizá esto sea algo fuerte para traer a colación, pero experimentaste una gran tragedia hace no mucho.
Si

Yo también pasé por algo fuerte recientemente, y siento como si entre tantas cosas tristes, lo que pasó impactó en mi relación con la música. Solía estar convencido, quizá inocentemente, que la música podía llenar cualquier vacío emocional en mi vida, pero ahora creo que eso no es así. Cuando pensaba en tu situación, me preguntaba si lo que te pasó tuvo un efecto en tus sentimientos hacia los límites de lo que la música puede hacer por alguien cuando pasa algo terrible. Me doy cuenta de que es una pregunta bastante egoísta
No, no, está bien. Fue difícil trabajar después de lo que sucedió. Gracias a Dios Nigel y los demás me empujaron a seguir trabajando. Si hubiera parado, me hubiera vuelto loco porque siempre hice catarsis a través de la música. Aunque en momentos difíciles y estresantes es difícil conectarte con la música de esa forma, me di cuenta de que sí logras alguna conexión. La música te sorprende. Te agarra desprevenido. Es verdad que al atravesar experiencias traumáticas, tus emociones reducen la intensidad; relacionarte con el mundo puede ser difícil; entras en una especie de parálisis. Pero como seguí trabajando, porque seguí escuchando música, nunca sentí esa parálisis. Sin embargo, entiendo lo que dices.

Creo que siempre sentí que el arte y la vida eran inseparables, y ahora veo un espacio entre ellos.
Buscá bien. La música puede tolerar reacciones extremas. Si es necesario, te encontrará. Seguí buscando.

Lo intentaré. No hay manera sencilla de enganchar la próxima pregunta así que solo la tiro: ¿Qué te hace progresar con la música en este momento? Es obvio que Radiohead ha tenido ideas concretas sobre cómo seguir adelante, ya sea en lo creativo con Kid A o en lo relacionado a los negocios con In Rainbows. Pero esa es mi impresión de tu carrera. ¿Qué te hace seguir adelante y te hace sentirse satisfecho?
La idea de seguir adelante no es en realidad progresar. En lugar de eso es bailar adentrándome a un nuevo espacio que me parece estimulante; es encontrar un cantante folk siciliano de antes, o partes de música de Terry Riley que no conocías, o escuchar a Idles y permitir que influyan en mi. Forzarte a encontrar nuevas formas de encontrar progresiones de acordes o ideas de melodías, o un nuevo programa de software que te emociona. La idea es sentir que tan pronto como encontraste un método, ya no debería funcionar porque cuando te das cuenta de que tienes algo, es el momento en el que todo se desmorona. En cuanto a las letras, es algo diferente. Usualmente debo descartar cosas cuando sé a qué se refieren – es muy simple. Las letras deberían ser una serie de apertura de ventanas en lugar de cierres, y eso es algo difícil de lograr. Problemas del primer mundo, supongo.

¿Hay aspectos de tu música que la gente se esté perdiendo? Creo que hay un elemento de comedia que muchas veces pasa desapercibido.
Totalmente. Inclusive en las cosas más oscuras hay, espero, un poco de humor. El arte de tapa representa un poco ese sentido del humor. Estuve revisando el arte que hicimos para Kid A hace poco y estábamos enojados, en reacción a OK Computer y teníamos la determinación de reaccionar sarcásticamente a cualquier cosa positiva que podía pasar. Solíamos comunicarnos por fax – los he estado reviendo – y son incendiarios sobre muchas cosas, pero también muy gracioso, porque creo que reaccionamos con absurdo indulgente.

¿Por qué querrías reaccionar a todo lo positivo que trajo OK Computer?
¿Qué nos pareció tan malo? Es una buena pregunta. Estaba luchando contra mi cinismo hacia el trabajo. Fue una manifestación de la sensación de no merecer toda la atención que estaba recibiendo y de que no estábamos haciendo nada particularmente especial. Ea especial para nosotros, pero una cosa es hablar de lo que significa para vos y otra es darte cuenta de que significa quizá más para otra gente. Es algo extraño. Me puso en un lugar difícil y sentí que la única forma de superar eso era destruirlo.

En retrospectiva, la idea de que Kid A representaba un quiebre radical del material previo ¿fue exagerada? Sé que ahora escuchamos ese álbum dentro de un contexto más grande dentro de la discografía de la banda, pero hoy en día escucho Kid A y pienso «si, hay baterías sintetizadas en algunas canciones pero sigue sonando a Radiohead».
Wow, ¡eso es una batería sintetizada! Wow, ¡un vocoder! No creo que Kid A haya sido un quiebre tan grande. Estar en una sala de grabación y usar un pedal de distorsión en tu guitarra o lo que sea no tenía el mismo efecto en nosotros, pero sentí que nuestra estética mutaba de manera muy evidente. Me sorprendió la reacción. Fue bastante alarmante. La prensa britanica, como siempre, brutal.

¿En serio? Quizá la reacción de la prensa americana fue diferente, pero me parece que el álbum recibió muchos halagos.
Sentimos que éramos Judas. De manera extraña, nos impulsó. Vi material de nosotros en los primeros shows de Kid A, en las carpas que usamos para los shows en ese momento. Si, salimos de gira en una carpa en otoño – genial. Hacía muchísimo frío y el sonido era muy malo. Creamos muchos obstáculos para nosotros pero luchamos mucho. Tocamos una versión de 10 minutos de «The National Anthem» que es una locura. Es evidente que sentíamos que todos se ponían en nuestra contra. Pero nosotros no íbamos a ceder. Y eso hicimos.

La próxima pregunta puede sonar escéptica, pero no es la intención. ¿Qué te hace volver a Radiohead? 34 años juntos es bastante tiempo
Hemos tocado juntos desde los 16, 17. Tenés una conexión telepática. Nunca vas a encontrar eso en otro lado. Obvio, pero cierto. Esa familiaridad es algo bueno, y también puede ser algo malo a veces.

¿Cómo?
Tal como con la familia, desarrollás hábitos. El desafío es romperlos y eso no es fácil. Cualquier músico se basa en lo que conoce de antes. Lleva tiempo cambiar eso. Si trabajas siempre con la misma gente, siempre luchas contra eso.

La relación que has construido con los fans – y es sabido lo devotos que son – ¿es un factor en la continuidad de la banda? Puedo imaginar querer permanecer juntos solo por eso.
Si esa es la única razón por la que lo haces, no es suficiente. La gente viene a nuestros shows y se dan cuenta cuando no estamos conectados. Y eso es bueno, porque si no nos conectáramos con al situación no tendría sentido. Si no está ahí, no podés simularlo. La gente nos conoce muy bien.

PH: Mamadi Doumbouya (Thom Yorke)
PH: Mamadi Doumbouya – Thom Yorke

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