Publicado por Dazed, el 15 de Julio de 2019
Texto original por Gunseli Yalcinkaya
La primera vez que el coreógrafo Damien Jalet se encontró con Thom Yorke fue en un gimnasio. No es lo que uno esperaría ¿cierto? «Es el tipo de gimnasio en el que tenías que encajar entre una clase de pilates y una de tae kwon do .. era un poco surrealista», me dice por teléfono.
Ambos se conocieron en el set de la remake de Suspiria de Luca Guadagnino en 2016, para la que Jalet realizó las rutinas de baile y Yorke la banda sonora. Pero no fue hasta Diciembre pasado que comenzaron a trabajar juntos, cuando Yorke le envió un e-mail a Jalet proponiéndole que realice la coreografía de algunas de las canciones de su último álbum Anima. «Se acercó y me dijo ‘mirá, tengo un nuevo álbum y algunas ideas: veo trabajadores, veo gente, sus cuerpos no funcionan más y una fuerza invisible empuja sus cuerpos. Veo algo colectivo. Algo que surge'». Esas direcciones tan crípticas es lo que luego se materializó en el corto dirigido por Paul Thomas Anderson que apareció en Netflix el mes pasado.
La realidad está distorsionada en este sueño extraño. Ambientado en un subterráneo matutino, Yorke se ve inmerso en un mundo distópico y abstracto junto a trabajadores utilitarios que se chocan entre si y tuercen sus cuerpos con precisión mecánica. Inspirados en la precisión de Charlie Chaplin (el corto es una especie de tributo a era de las películas mudas), vemos al personaje de Yorke siendo movido hacia adelante y hacia atrás por una fuerza invisible, algo que Jalet logró al filmar en una superficie estilizada inclinada, que Anderson filmó de tal manera que parezca paralela al piso.
Jalet describe la experiencia de trabajar con Yorke y Anderson como «un tango entre tres». Abajo, nos cuenta cómo se dio todo.
Las cosas comenzaron naturalmente
En Diciembre, Thom me escribió diciendo «escuchá, tengo un nuevo álbum y algunas ideas: veo trabajadores, veo gente, sus cuerpos no funcionan más y una fuerza invisible empuja sus cuerpos. Veo algo colectivo. Algo que surge».
Me envió una canción, «Not the News«, y en ese momento yo estaba retrabajando una pieza llamada «Skid» («Deslizamiento») y parte de eso se puede ver en algunos fragmentos donde Yorke baila. Trabajo con tres bailarines de mi compañía… uno de ellos es Aimilios Arapoglou, que trabaja conmigo en todos mis proyectos; pusimos la canción y comenzamos a trabajar en ella. Todo fue bastante intuitivo.
Mantuvieron un enfoque práctico
Yorke, Anderson y yo tuvimos muchas sesiones de Skype. De hecho, nunca estuvimos en el mismo cuarto hasta el día de filmación. Viajé a Praga con Paul para buscar locaciones y siempre tenía a Yorke en la cabeza.. bailando en el metro entre todos. Analizamos la música juntos para comprender los tiempos y dónde filmaríamos todo – básicamente, tienes que estar preparado para todo porque al final grabamos todo muy rápido, en una semana, y con mucha gente involucrada.
Tuvimos un día para enseñarles el material a todos, pero resultó siendo bastante espontáneo. Convertimos algo que se suponía sea algo muy experimental y de bajo presupuesto en una megaproducción de Hollywood en pocos días. Nos sorprendió ver que tan rápido se desarrolló todo.
Lo gracioso del proyecto es que era algo como un tango de a tres, porque nos tuvimos que adaptar mucho al otro. Paul y Thom ya tenían una relación cercana y obviamente yo también tengo una similar con Thom. Conocí a Paul en New York en Febrero con otra gente, como Nigel y Tarik.
Aprendió a observar a Thom
Siempre sentí que hay algo que regresa a ti en la música de Thom. Su relación con el ritmo y el hecho de que sea tan trascendental es algo muy interesante para poner en uso, físicamente. Se me vinieron a la mente cabezas desconectadas de los cuerpos y todo se sentía muy alegre; como cuerpos jugando con sus cabezas. Es algo que da la impresión de una desconexión, por lo que una representación coreográfica literal de la pérdida de la cabeza – o algo bastante frenético, muy rápido.
Se inspiraron en los clásicos
Queríamos que el primer minuto y medio se sienta muy opresivo y super preciso, como una máquina – Thom usó esa palabra constantemente, refiriéndose a 1984 y Metropolis.
Comenzamos a hablar y todos hablaban de la gravedad y Charlie Chaplin, sobre la desconexión en las películas mudas, que tiene mucho que ver con la gravedad y las caídas. Comencé a mandarles videos de improvisaciones, y otros fragmentos como «Skid», que hice para la Gothenburg’s Company en 2017 y le gustaron a Thom.
Siempre estuve obsesionado con la idea de la gravedad y su relación con la consciencia o, mejor dicho, el estado inconsciente, y su interjuego con la gravedad. Aimilios y yo pasamos mucho tiempo en Japón, donde la gente trabaja demasiado y puedes sentir el cansancio en toda la gente en el transporte público. Después los ves sentados y ese momento físico cuando se duermen. «Skid» fue una de las formas de expresar cómo esta fuerza invisible que le da forma a todo puede de repente hacerse visible.
Thom cambia todo muy rápidamente
Construimos una plataforma de diez metros cuadrados, inclinada a 34 grados, por lo que no había resistencia – cualquier objeto apoyado en ella simplemente se desliza. Toda la actuación para «Traffic» se creó pensando en esta inclinación de 34 grados, lo que trajo limitaciones pero también abre posibilidades de hacer cosas que no podrías en una superficie plana. Paul tuvo la idea de poner la cámara a la misma inclinación para eliminar la pendiente. Pero de hecho lo que ves es la acción extraña de la gravedad sobre sus cuerpos que hace que todo se vea invertido. Thom literalmente aprendió todo en dos horas – todos los bailarines estaban impresionados.
Terminó muy bien
Cuando llega el momento de «Dawn Chorus«, todo es más personal, más sensual, como si flotaras. Tratamos de mantener la relación extraña con la gravedad, jugar con eso, de manera que el espectador sienta que entra en una nube, donde el aire se pone más denso. Coreografiar esa canción me puso muy nervioso; «¿cómo vamos a mantener la intimidad en esa canción?», pensaba. Es una sensación espeluznante que tiene mucho que ver con la piel y la fragilidad.
Aimilios y yo fuimos a Oxford a visitar a Thom y Dajana; pasamos seis dias allí desarrollando el baile para «Dawn Chorus». Fue increíble porque aunque están saliendo, estában asustados y nerviosos el primer día; fue maravilloso ver cuán lúdicos terminaron siendo. El desafío fue darles los pasos que se sientan cómodos de bailar y eso es algo interesante para introducir en la narrativa del baile.