¿Por qué hacer la secuela lógica de OK Computer en poco tiempo si podés irte por las ramas por dos años? Radiohead no se está dejando las cosas fáciles a sí mismos pero ahora, con un nuevo álbum, un bebé y una mente más clara, Thom Yorke quiere hablar.
«Frustración, tensión, confusión» recuerda Yorke al pensar en los primeros pasos hacia Kid A y su sucesor, Amnesiac. «No teníamos perspectiva. Fue tan intenso». Se agarra la cabeza y la sacude simulando desesperación. «Demonios», se sorprende, «estaba completamente convencido de que estábamos yendo en la dirección equivocada».
Yorke seguramente ya se convenció de que estaban haciendo algo bien – pero inclusive ahora, es difícil saber qué siente exactamente el mundo sobre el giro que tomó Radiohead a fines de 2000. Ciertamente no hay un consenso universal de admiración – como si pasó con The Bends y OK Computer. Por cada adepto, hay un pobre confundido preguntándose qué diablos le pasó a la banda que escribió «Fake Plastic Trees». La unanimidad posiblemente sea posible en los casos más extremos – con confianza podríamos decir que hasta el fanático más fiel de Radiohead se siente tentado a apretar el botón «siguiente» cuando comienza «Treefingers», el paisaje sonoro ambiental que marca el punto más bajo de Kid A.
Cuando Nick Hornby reseñó Kid A para The New Yorker, no sonaba muy sorprendido. «Tienes que esforzarte con álbumes como Kid A«, escribió. «Tienes que escucharlo cada noche y rendirte ante la atmósfera paranoica del fin de milenio mientras tratas de descifrar pasajes de letras elípticos y te preguntas qué quiere decir el título de cada tema. En otras palabras, tienes que tener 16 … alguien con edad para votar probablemente tiene otras obligaciones que requieren su atención – una relación, o un trabajo, o comprar comida, o escuchar otro CD que compró el mismo día».
Esa reseña todavía duele entre los fans más acérrimos de la banda. Si tipeas «Nick Hornby» y «Radiohead» en un buscador en línea encontrarás muchísimas expresiones de ira; están repletas de odio justificado y de la idea de que en esta era pos-comienzo de milenio, cualquier cosa remotamente cerebral tiene que ser empujada a los márgenes. Al analizar el debate – entre básicamente los consumistas del mundo que vuelven corriendo a Chris Rea contra 27 devotos que cuidan la entrada a la cueva – uno comienza a preguntarse cómo hizo Radiohead para lograr vender discos.
Sin embargo, lo lograron. Kid A fue número 1 en Estados Unidos y llevó a sus autores a show de Letterman. En Julio, Radiohead tocará ante 30000 personas en un show que organizaron ellos mismo. «Pyramid Song» entró a los rankings ingleses en el puesto 5.
Corre a Erik Satie y cuéntale las buenas nuevas a Penderecki: hay lugar en el mainstream para este tipo de cosas.
Es cierto que Kid A (y Amnesiac, al que ya llegaremos) requieren un poco de «esfuerzo» – básicamente tenés que escucharlo unas seis o siete veces antes de que descubras sus encantos. Parte del material – el tema que le da título y «Treefingers» quizá – deberían haber quedado guardados en una caja llamada «experimentos rechazados». Pero se eleva majestuosamente gracias a dos factores: la simpleza de la música en temas como «Everything in its Right Place», «Optimistic» y «Morning Bell» por un lado, y por otro el hecho de que rebalsa de un deseo de ir a otro lugar, en una época en la que las ambiciones en la música son minúsculas.
Cuando tienes esas dos cosas, solamente puedes extasiarte con el final a puro bajo de «The National Anthem». Es el sonido de un grupo de personas que sienten la obligación de expandir los límites y lograr llevar a cabo sus ideas con un estilo impecable. Es lo que hizo famosos a los Beatles.
Y ahora tenemos a Amnesiac, que probablemente tampoco le guste a Nick Hornby. Más cerca del sendero de la música rock más digerible – quizá algo que la misma banda prefirió hacer, aunque no llega a tomarlo completamente. En términos de sus características predominantes, Amnesiac es, de hecho, hecho del mismo material que Kid A.
«Cuando estábamos girando Kid A, llevamos las cintas con nosotros y tratamos de encontrar un orden para los temas. Escuché mucho Amnesiac en ese momento. Y fue algo lindo, porque era el álbum secreto. Sentía que era nuestra arma secreta contra todo lo extraño que pasaba – y era algo que teníamos nosotros y nadie más», dice Yorke. Ahora que está disponible para todos, permite visualizar mejor esos 18 meses de pánico, riñas y eventual triunfo – desparramado por Paris, Copenhague y Oxfordshire -que marcó el progreso de Radiohead después de OK Computer. Ahora que hay una versión definitiva de, por ejemplo, «You and Whose Army?», podemos releer el diario de Ed O’Brien y comprender el sobreanálisis que llevaba a cabo la banda.
«Un día muy frustrante», escribió el 27 de Julio de 1999. «Comenzó bien con una versión diferente de ‘How To Disappear Completely’ y ‘Everything In Its Right Place’ .. sin embargo hemos definitivamente perdido el rumbo con ‘You and Whose Army?’ – sonaba muy bien la semana pasada, ¿qué pasó hoy?. Hora de ir a casa».
Para el 7 de Diciembre, la canción había sido redirigida hacia otro lugar, muy extraño. «Hemos revisitado al ‘You and Whose Army?’ de hace dos semanas», escribió O’Brien. «Probamos una idea para las voces diferente, algo de lo que Jonny y Thom estuvieron hablando: tres partes, con una armonía de bajo muy grave, algo que podrían haber hecho los Spots. Ese es siempre un territorio complicado – o sea, nunca habrá nada más triste que el sofisticado sonido de un grupo de voces de los 40». Para los lectores más jóvenes, explicamos que los Spots eran un grupo de voces con integrantes de color formado a comienzos de 1930, cuyos temas comenzaban siempre con arreglos caprichosos y posteriormente fueron usados en las publicidades de Toffee Crisp. Son una referencia bastante poco común para una banda de rock moderna. Sin embargo, y a pesar de las dudas de O’Brien, es la versión más cercana a este estilo de «You And Whose Army?» la que aparece en el álbum. Es algo bueno, también. La canción es, y de esto hay mucha evidencia, una crítica frontal al gobierno de Blair – aunque se merece seguramente toda la ira justificada, la respuesta más inteligente que recibe es una sonrisa callada con todo lo que eso implica. La referencia a Spots lo hace más evidente – una vez que sabes eso, entiendes la broma interna. «No se supone que la tomes en serio – es una canción divertida», dice Yorke. Y el sabe.
Ahora que Kid A y Amnesiac están listos, Thom comienza a entender el irritante camino que llevó a Radiohead a ese lugar. Episodios de ansiedad voraz eran frecuentes: hubo una gran crisis poco después del comienzo de las sesiones de The Bends, y espasmos de duda e inseguridad a lo largo de OK Computer. Para ese álbum, de acuerdo con O’Brien, grabaron 16 versiones de «No Surprises» solo para volver a la original. Este grupo nunca ha sido bendecido con la capacidad de hacer las cosas fáciles.
Y eso también pasó esta vez. «No podíamos hacer absolutamente nada hasta no cagar todo completamente», dijo Yorke el mes pasado. «Tomó 373 dias en ese estado para darnos cuenta de que estaba bien así».
Ahora Yorke parece haber identificado el momento en que todo comenzó a salir mal y sabe cómo evitar que suceda nuevamente. Parece haber dos palabras clave en este momento: orden y esparcimiento. Las sesiones de 15 horas que terminaban a las seis de la mañana parecen haber sido reemplazadas por un orden más estructurado. Y, dice Yorke, ahora aprecian más el contacto regular con el mundo exterior, para evitar la miopía que los ha detenido en el pasado. De hecho, cuando habla al respecto, parece haber un eco de «Fitter Happier»: «con un mejor ritmo … más pausado y calculado … un miembro de la sociedad empoderado e informado». Uno también debe recordar que Yorke fue padre hace poco: su pareja y él ahora tienen un niño, Noah. Cuando la vida se llena de pañales y galletas, la manía creativa toma un segundo lugar. Yorke fue descrito hace poco como alguien «legendariamente inexperto en análisis de su música y de si mismo». Hoy en día, el comentario parece completamente erróneo: no solo puede identificar los obstáculos con los que Radiohead ha tropezado, sino que también puede expresar la lógica detrás de sus planes generales y los detalles más minúsculos de su música. Parece caer de maduro que Yorke sabe lo que hace.
Con eso no queremos sugerir que todo es pura lógica fría. Amnesiac, después de todo, es más humano que su predecesor – más amistoso, con un sentido de identidad que Kid A parecía querer eliminar y mucho más emotivo en general. Por eso, empezamos por ahí.
¿Has tenido que cortar una toma en el estudio porque te emocionaste?
Tengo que tener cuidado porque generalmente si una canción me emociona, termina siendo mala. Y es una ironía cruel: si quieres cantar bien y emocionar a los oyentes, tienes que ser frío. Es algo muy egoísta también; un concierto es una experiencia compartida, pero si el cantante se concentra en sus propios sentimientos, deja de serlo. Cuando estaba grabando con Björk [«I’ve Seen it All»], una parte me emocionó y ella me dijo «no hagas eso ¡es egoísta!» Y tenía razón, porque cuando me emociono, me siento bien, pero no estoy proyectando la letra al público, y eso es lo que una buena grabación o performance debería hacer.
¿Cómo te sientes sobre el escenario?
El estado mental ideal para una presentación para mi es el de estar manejando durante la noche. Tu sabes, conduciendo a través de los bosques, en piloto automático, pero atento porque tu visión es limitada en la oscuridad. Me desempeño mejor cuando siento como si no supiera qué estoy haciendo. Solo lo hago, como si fuera un piloto automático emocional.
Cuando grabaron Amnesiac ¿lograste ser pragmático y decir, por ejemplo «hoy tengo que grabar la guitarra de esto», o depende más de estar con el ánimo correcto para grabar algo bueno?
Si te refieres a si tengo que estar obsesionado para que algo funcione, mmmh … depende. Es extraño, porque eso ha cambiado. Al comienzo, las sesiones de grabación eran intensas y obsesivas. Para OK Computer, nos encerramos como ermitaños en una casa gótica en Bath. Nunca nos interrumpieron. Por eso nos volvimos locos [risas]. Todos teníamos insomnio – horarios cambiados, trabajando hasta las seis de la mañana; nos levantábamos a las tres para comenzar de nuevo, durante semanas. No era yo mismo. Y cuando las cosas no funcionaban, no había donde ir: estábamos atrapados ahí.
Pero ahora tenemos nuestro propio estudio y entramos en frío. Tenemos ratos de esparcimiento; tenemos tiempo para otras cosas, en lugar de tener lo mismo en mente durante varias semanas. No nos parece que la nueva metodología de trabajo afecte la música mucho, aunque Nigel dice que hay diferencias. Nigel dice que OK Computer tiene una sensación tensa única.
¿Qué pasa entonces cuando la banda y el productor está ahí, pero vos no tenés ganas? Little Richard llegó al estudio un día y dijo «el Señor no quiere que cante hoy», y se fue.
[Risas] Es genial. Tom Waits solía hacer eso también. Solía tener un estudio en su jardín, donde grabó Bone Machine. A veces, pasaba ahí dos minutos, suspiraba y decía «nah, no es un buen día hoy» y se iba. En nuestro caso, con nuestro estudio nuevo, me lleva una hora en auto llegar ahí, así que una vez que llego ahí, mejor me quedo y lo intento, aun cuando no me siento del todo bien. Trato de relajarme estos días. Solía pensar que todo era cuestión de vida o muerte, y que cada segundo en el estudio era crucial. Pero eso solo te enloquece y tu obra es mala porque pierdes la objetividad. Si alguien me decía que alguna parte no estaba del todo bien, solía volverme loco.
Tu abordaje al trabajo y la grabación ¿tiene horarios definidos o te manejas más con la intuición?
Todos en la banda somos el tipo de persona que cumple un horario. Es como si fuéramos a trabajar a una oficina. Siempre escribo algo en un solo tirón, y trato de mantenerme en ese estado. Pero grabar es diferente, porque somos muy extraños [risas]. No puedo soportar una atmósfera tensa por mucho tiempo. No me gusta perderme en la música porque ya estoy suficientemente perdido. Tengo una mente caótica, así que necesito balancear ese caos en mi cabeza. Picasso tenía una jornada muy estricta de trabajo: comenzaba a pintar a, digamos, las 9am; se detenía a las 6pm y de ahí se iba a nadar. Suena menos artístico, pero desarrollaba cosas. En mi caso, tengo que tener orden. Es muy nocivo para mi tener sesiones intensas y locas como las de Copenhague y París, porque el caos fuera de mi mente se equipara al caos dentro de mi cabeza. Me llevó tiempo entender eso. Creo que «Everything In Its Right Place» es la cristalización de esa epifanía. Básicamente la canción dice que necesito orden.
¿Qué hizo que las sesiones de París y Copenhague sean tan malas?
Pues, los primeros días no fueron malos, pero las dos semanas siguientes fueron muy malas. Lo extraño es que cuando escuchamos las cintas que grabamos en París un mes después, nos dimos cuenta de que hicimos algunas cosas muy buenas. Y eso es peligroso, porque comienzas a pensar que debe ser malo hacer algo bueno.
Bono dijo hace poco que cada gran banda tiene que arrancar con un período en el que simplemente se divierten y después ir al estudio a grabar seriamente.
Oh si. Tiene razón. Pero después de OK Computer no trabajamos seriamente durante mucho, mayormente por mi rechazo a comprometerme con algo. Y ese estado de decir que no a todo me duró 18 meses. Lo que intentamos con Kid A y Amnesiac fue simplemente hacer lo que se sentía apropiado, a diferencia de OK Computer, donde seguimos las reglas y no tomamos riesgos. No nos atemoriza ser aventureros y excéntricos; es liberador. Antes teníamos mucha presión. Ahora, por fin, nos estamos divirtiendo.
¿Cómo describirías un día divertido en el estudio con Radiohead?
Un día divertido es cuando completamos algo. Cuando podemos disfrutar del resultado; cuando entramos, probamos una canción y funciona. Lo opuesto es cuando estoy en la sala de control y me estoy arrancando el cabello, diciendo «esto es una mierda, me voy». No quise decir que nos reímos y hacemos chistes. Hacer chistes es parte de nuestra forma de trabajo, pero nada es alegre [risas]. En otras palabras, experimentamos y jugamos como chicos, pero somos serios.
La gente no asocia Radiohead con el sentido del humor…
Depende cómo lo mires. Tengo un sentido del humor, pero nadie lo entiende, ni siquiera mi novia [risas]. Hay cosas en los álbumes de Radiohead que me parecen graciosas. Creo que los vientos de «The National Anthem» son muy graciosos. Y el día que grabamos «You And Whose Army?» estábamos muy relajados; no se supone que tomes en serio esa canción, es graciosa.
La pasamos muy bien cuando grabamos esa; hicimos unas cuatro tomas, probamos unos cuantos sonidos copados, y nos fuimos a casa. Genial. Y la letra es un chiste; estoy seguro de que nadie puede tomarla en serio. La escribí como una broma, pero la conservamos porque parecía tener connotaciones lindas.
La letra de ese tema es bastante amenazante
Si, por la idea de «vení a pelear contra nosotros si crees que tenés la fuerza». Pero es una exageración.
Lo mejor de la canción es que cantas una amenaza muy dulcemente. La melodía es casi una canción de cuna
Si, suena mucho más amenazante así que si fuera una banda de heavy metal gritando «vení si pensás que sos más fuerte». Eso tiene que ver con mi interés por las voces sin un rostro: cuando cantás, podés usar diferentes voces, como si fueran diferentes personajes de una obra de teatro. No me parece que todos los temas de Radiohead deban ser cantados por la misma voz. La gente simplemente diría «ah, es Thom Yorke haciendo lo suyo». Trato de cantar de la forma que favorezca más a la letra y al tema. Si comenzamos a jugar con los sonidos y las voces, todo se hace más interesante. Me da un permiso para decir algunas cosas.
¿Cuándo fue la última vez que te conmoviste con una canción? Me refiero a sentir una presión real en el pecho, no solo a estar impresionado.
Me sentí así escuchando álbumes viejos de R.E.M. hace poco. Casi lloro cuando escuché «Electrolite» de New Adventures in HiFi. No había escuchado esos temas en mucho tiempo. Me parecieron geniales. Y cuando R.E.M. estaba haciendo eso, los conocimos; cuando conoces al artista y te haces amigo, todo toma una perspectiva diferente… por eso me tomó un tiempo volver a esos temas y apreciarlos sin pensar «es Michael y los chicos». Lo mismo me pasó con Up. No me afectó en el momento, porque estaba preocupado por Michael – pasaron cosas raras en ese momento. Pero ahora escucho una canción como «Sad Professor» y me conmuevo.
Mencionaste «The National Anthem» antes … hacia el final hay un fragmento de música clásica. ¿Qué tema es?
Solo Dios sabe. Jonny estaba en el techo jugando con su radio y ese fragmento de música clásica apareció al azar y lo dejamos al final. Algunas de las mejores cosas en el estudio pasan de casualidad: simplemente tocas algo y eso te salta encima.
Usamos la misma idea en la Gira de la Carpa (2000): cuando tocábamos «Climbing Up the Walls», teníamos una radio real encendida, y terminábamos enganchando las cosas más extrañas. Nunca usamos un sampler – siempre era la radio. Eso era muy loco porque a veces justo sintonizábamos un fragmento de una receta, y otros días algo que sonaba muy serio [risas]. Era gracioso porque el público local podía entender lo que decían, pero nosotros no.
En los recitales que están haciendo, ¿cuál sería el momento ‘Corazón de las Tinieblas’?
Tenemos varias canciones que son un poco oscuras. En la gira del año pasado, hicimos «I Might Be Wrong» [de Amnesiac] y sonaba tensa, oscura y amenazante, especialmente porque la gente no la conocía. Tenemos muchas luces detrás nuestro y uno de nuestros plomos se paró delante de ellas con cuernos, como el diablo; eso lo hizo más amenazante [risas]. No lo podías ver, pero cuando los flashes parpadeaban, podías ver las sombras de los cuernos en las pantallas. No lo teníamos en todos los shows, porque a veces el tipo se acobardaba. Como los flashes son bastante potentes, si se daba vuelta terminaba ciego. Satanás se acobardó – eso es algo que no escuchas todos los días [risas].
Cuando hacemos «Dollars & Cents» ahora también suena muy tensa. Mucha gente en nuestra web publica que la versión en vivo de ese tema es mejor que la del disco. La versión en vivo es simplemente más rápida.
Te dejo una teoría: Kid A parecía crear un paisaje – tanto urbano como natural. ¿Puedes verlo?
Tiene mucho de paisaje. Cuando comenzamos a trabajar en él, pasé mucho tiempo haciendo tours caminando por el sur de Inglaterra. Exploré bosques, montañas y ríos. Compré un libro de Julian Cope [The Modern Antiquarian] y seguí sus pasos. También compré otro libre sobre piedras erguidas y también hice tours caminando alrededor de esos monumentos. Me obsesioné un poco. Quizá por eso Kid A suena como la banda sonora de un paisaje. Es perfecto para caminar y para viajar.
En tu sitio web, un escultor ruso dijo que compró una grabación pirata búlgara de OK Computer, lo que suena bastante surreal. ¿Encontraste tus propias canciones en lugares extraños alguna vez?
Lo más extraño fue cuando Kid A salió; una vez Ed estaba conduciendo por Londres, escuchando una estación de radio pirata que puso al aire a un rapero local que rapeaba sobre una versión acelerada de «The National Anthem». Ed dijo que sonaba muy bien. Es algo genial, me encantan esas cosas. Ed dijo que ya no sonaba como un tema de Radiohead, porque la voz estaba al frente de la mezcla y la música por detrás. Pero sonaba bien.
Nos han pedido que compongamos un tema para los Juegos olímpicos de Invierno. Eso sería extraño [risas]. Estamos tentados, pero hay tantos sponsors y publicidad en el medio y no quiero que Radiohead termine mezclado con una marca de cigarrillos en la promoción de los juegos olímpicos.
Se dice que en el estudio suelen dar direcciones bastante extrañas cuando están trabajando con canciones. Por ejemplo, en vez de decir que «esta canción debería tener mucho feedback y un sonido abrasivo», dicen algo como «esto debería sonar como dos bolsas de té chocando contra la pared».
Si, es cierto. Yo tiendo a hacer eso. De cierta forma, es lo que más disfruto y algo en lo que soy bueno: la habilidad de describir la música originalmente y abordarla de manera original. Si nos estancamos trabajando en una canción y yo digo «quizá esto debería tener un feedback chillón, como suena la rueda de una bicicleta vieja al girar – y tiene que ser vieja, no nueva, porque la vieja da ese sonido». A veces es la única forma de inventar algo que no se hizo antes.
Si describo la música que escucho en mi cabeza – decir por ejemplo que suena como dos luchadores de sumo peleando en una tienda de vajilla – eso dispara la imaginación de los demás, y al tratar de recrear ese sonido, creamos algo nuevo.
Trabajar de esa manera también compensa el hecho de que soy un músico muy limitado. Tengo un piano ahora en casa, pero no hay forma de que pueda llegar a tocar algo como esto [refiriéndose a la música jazz que suena en el café]. Puedo tocar cuatro acordes como mucho. Tenemos suerte de tener a Jonny, que es muy técnico. Jonny compuso los vientos para «The National Anthem». La única sugerencia que le hice fue que la sección de vientos debería sonar como el tránsito de Nueva York. O gente atrapada en un elevador, nerviosa y a punto de matar a los demás.
¿Otros ejemplos de instrucciones extrañas?
A veces somos bastante evidentes con nuestras influencias; solemos hablar de los discos de otros y tomar ese sonido para una canción. Por ejemplo, para «You and Whose Army?» pensamos en The Ink Spots. Jonny y Colin son grandes seguidores. Una vez aparecieron con un álbum de ellos y nos preguntaron qué nos parecia para el sonido del tema. Y ese sonido, distorsionado, es el que ayudó a terminar el tema.
En «Packt Like Sardines in a Crushd Tin Box», la voz suena como si hablaras en lenguas. Pero escondido en la mezcla hay sonidos como de ovejas que solo se escuchan al tener auriculares.
[risas] Eso lo hicieron cuando no estaba. Son Ed y Nigel jugando. Divirtiéndose imitando a las ovejas. Pero el efecto de hablar en lenguas es genial. Tenemos aplicaciones para los programas de computadora de música que no funcionan bien. Y a veces las cosas que no andan bien producen sonidos extraños.
Odio decir esto, pero todos tenemos computadoras personales y algunas veces tocábamos los instrumentos media hora y pasábamos el resto del día jugando con las computadoras. Es triste y medio tonto, ¿no? – cinco músicos comunicándose a través de la computadora. Pero era necesario crear esos sonidos interesantes juntos. Y después teníamos que forzarnos a tocar las guitarras, solo para practicar. Detesté las guitarras por mucho tiempo. Ahora las extraño un poco.
¿Qué hacen para precalentar?
Covers, mayormente. Una época tocamos temas de Stone Roses; salían muy feos [risas]. Tocamos temas de The Smiths, Magazine o simplemente zapamos. «Knives Out» es un guiño a The Smiths. Ed le hizo escuchar el tema a Johnny Marr y le gustó.
Hacer covers es algo nuevo para nosotros; no lo hicimos nunca. Quizá porque Ed y Philip fueron a tocar con Neil Young; fue curioso. Al comienzo iban a hacer temas de Crowded House con Neil, pero Ed no paraba de recibir CDs. Al final, tuvo que aprender unas 50 canciones [risas] Y lo mejor fue que voló unas 15 horas para llegar a Nueva Zelanda y cuando llegó, lo llevaron a ensayar directamente; no pudo ver nada del país [risas].
En «Like Spinning Plates», cantas en sentido inverso. ¿La cinta está reproducida en sentido inverso?
Fue idea de Nigel. Canté cada linea; después la cortaron, dieron vuelta cada palabra y volvieron a pegarla. El resultado era toda una linea en reversa, pero con las palabras en orden correcto. Después pasé varias horas cantando con mi propia voz en sentido inverso hasta que logré copiar esa forma de cantar bastante bien. Después canté en reversa, y sonaba fantasmagórico; como cuando hablan en lenguas durante un ritual africano, como si un fantasma hablara por mi. Me llevó tiempo lograrlo, pero fue útil.
¿Cuál es la idea para el arte de tapa en este momento?
El arte de Amnesiac es muy diferente al de otros CDs. El arte de Kid A era deliberadamente frío, porque queríamos proyectar distancia – como si alguien dijera que no quiere ser parte de esto. Con Amnesiac, la primera idea que tuvimos fue buscar libros usados, gastados. Hay muchos en Oxford: cuando un profesor universitario muere, su colección de libros sale al mercado. Compré una colección completa de libros del siglo 19, La Decadencia y Caida del Imperio Romano en el Oxfam local.
Queríamos ir a los vendedores de libros usados y comprar cosas del siglo 19 para cortarlos al tamaño de una caja de CD e incluir una hoja con cada copia. Pero alguien en EMI nos dijo que cortarlos así sería una falta de respeto para los libros.
Nombrame algunos discos usados de tu colección
Hay un disco de una banda llamada Miracle Legion llamado Surprise, Surprise, Surprise. Lo editó Rough Trade. El cantante es un tipo llamado Mark Mulcahy, y sacó un disco ahora. Compré ese álbum en Londres porque no lo conseguía en Oxford. Mi hermano y yo lo gastamos. No lo había escuchado en 10 años, pero ahora tengo un cassette en el auto y lo escucho todo el tiempo, porque inspira un estado emocional particular. Y ahora pienso que no lo soporto más.
Y para finalizar, nombra una película para la que te hubiera gustado componer la banda sonora.
Oh, sin dudas Brazil, de Terry Gillian; es fantástica. Me arrodillaría para pedirle a Terry Gillian que nos deje hacer la banda sonora de la película. O para otra de sus películas, como 12 Monkeys. Adoré esa película. Muchas partes parecían salir de mi cabeza.
Y te ruego me digas, ¿donde va Radiohead ahora? En 1997, Yorke identificó las estelas de los álbumes de la banda como algo peligroso. «Tienes etapas de hiperactividad, pero mucho de eso será una mierda», dijo. «Hay un período inmediatamente después de terminar un álbum en el que sientes un resurgimiento .. ‘¡nuevo material!¡Si, gracias al demonio!’. Pero nunca es tan bueno. Te frustras por todo lo que te olvidaste de decir en el álbum que acabas de terminar, o cosas que querías lograr. Pero de hecho, te das cuenta de que lo lograste».
Esa puede ser parte de la razón por la que las primeras explicaciones que Radiohead hizo sobre el sonido del nuevo álbum estaban totalmente equivocadas. Antes de OK Computer, la banda pensó que harían algo bastante despojado, similar a 1977 de Talking Heads. Cuando le preguntamos por el siguiente álbum, Yorke dijo que quería hacer «un álbum directo y optimista»; Ed O’Brien dijo que quería hacer un álbum lleno de temas cortos elaborados, en guitarra y muy pop, en línea con The Smiths. Y después pasó esto.
Sin embargo, al releer las declaraciones recientes de la banda, se identifican dos hilos: «hablamos de hacer un álbum de guitarras la próxima vez», dijo Colin Greenwood. «La razón por la que hicimos estos dos es para mostrar que cualquier cosa es posible más que mostrar que se puede esperar todo. Lo último que queríamos es entrar al estudio a hacer otra versión de OK Computer. Mi predicción es que el próximo será una mezcla de Amnesiac con guitarras. Tratamos de no insultar ni aburrir a nuestro público, porque sabemos que sus gustos evolucionan como los nuestros; es emocionante ser parte de eso».
Ahora, releé la entrevista previa y encontrarás un sentimiento similar. En conclusión, como dijo Yorke, «por mucho tiempo detesté las guitarras; ahora las extraño un poco».
Texto original por John Harris – Serge Simonar/IFA
Publicado por Q Magazine, Agosto 2001.